jueves, 30 de junio de 2011

EL TREN Y LA CIUDAD

EL TREN Y LA CIUDAD

Llegamos al andén, estaba desierto, y ella inquieta miraba a todas partes y se estremecía al paso de los trenes, rápidos y ruidosos. Llegaron dos padres con un hijo en una silla y se dirigió a ellos para saludarlos, aún tuvimos que esperar unos minutos para subrir al tren, cuando llegó, y subimos, ella, expectante, tomó asiento junto a un joven que la saludó con cariño, estaba feliz, emprendíamos el viaje.
 Llegó el revisor y pagamos el viaje. Con una sensación de liberación,  hicimos el breve trayecto que nos llevaba a la ciudad, saludó a todo el vagón, era una fiesta para ella, viajar conmigo en ese tren.
Una explosión de miradas salían de sus ojos desorbitados, al fin habíamos llegado al lugar de destino.
Nos dispusimos a caminar y ella dirigía el trayecto tirando de mi mano, hacía mucho tiempo que no veía la ciudad, acostumbrada con resignación, a la línea recta de la playa… ahora disfrutaba de ambas cosas a la vez, la bahía y la ciudad.
 Estaba sedienta, necesitaba agua, después de un largo paseo, llegamos a un bar y le dieron agua a raudales, bebió y nos sentamos a tomar un poco el fresco, se extendió y descansó.
Al cabo de un rato seguimos paseando por el centro de la ciudad. Con una  alegría espectacular, caminaba  saludando a su paso a todo el que encontraba, no salía de su asombro, se estaba reencontrando con otra civilización que no era la acostumbrada y miraba ansiosa a todas partes y apresuraba el paso, los ojos le brillaban y caminaba en silencio. De regreso, se sentó en el asiento y esperó paciente el próximo viaje, estaba claro, ese era su ser, la proximidad, el bullicio y el sonido penetrante de los coches, las voces que  llegaban a sus sensibles oídos, los saludos y las caricias de la gente la liberaban del destierro y la novedad de subir al tren lleno también de gente, daba continuidad a su aventura.
Decidí volver con ella otro día, lo estabamos necesitando... todavía... el presente se imponía cada vez más, con la avidez con la que los perros se sumergen en él. 

AMOR ENTRE REJAS


AMOR ENTRE REJAS


Me quedé para siempre sentado 
en las vagas lindes de tu alma.... Pedro Salinas



Joven aún se enamoró perdidamente y empezó a reconocer su estado en las diferentes manifestaciones de  su ánimo en contacto con la realidad. La vida tranquila que llevaba perdió de repente esa paz habitual.
Todos los males que padecía, bien se podían atribuir a ese estado melancólico del enamoramiento que solo apaciguaba el tiempo transcurrido junto al ser que lo provocó, convirtiendo su vida en un continuo errar por la realidad,  tratando de calmarse.Como era tarea poco menos que imposible, decidió ocultarlo, y permanecía encerrada largas horas leyendo y leyendo…
 Se dio cuenta de que el amor reconocido por la gente, rápidamente perece y  su carácter  primordial es el secreto, por esta misma  razón, tomó esa decisión,  de manera que poco a poco aparecía oculto, no solo ante los demás sino también ante sí misma, se había convertido este amor, poco a poco, en todas las cosas bellas que tocaba. Con ese brillo especial que posee la persona enamorada, pronto se convirtió en el blanco de todas las miradas, ante las que aparecía inaccesible y encerrada en si misma.
De ninguna manera quería que ese fulgor en su vida se apagara y ,así, encendido, emprendió múltiples empresas: leía intensamente, estudiaba, investigaba, participaba en multiples actos públicos, cosas todas ellas, que llenaban su vida con los  ecos de otras gentes , que quizás sin saberlo la amaban intensamente, unos deseaban su físico, otros deseaban sus libros, otros deseaban saber y curiosear, otros se ponían muy pesados, incluso la golpeaban, otros y eran muchos, estaban convencidos de que en particular, eran ellos mismos el objeto de ese amor, y todos se lo disputaban, había tipos para todos los gustos y reacciones de lo más variado, ¡despierta pasiones¡ decían algunos…
Nadie podía comprender esa soledad e independencia.
 Ella, simplemente, continuaba y continuaba desarrollando esa energía en su interior y llenándose más y más de vida, parecía imposible que pudiera resistir tanto acoso, y a veces, le asaltaba la duda y salía en busca de protección, pero esa protección estaba demasiado enraizada dentro de su ser y eso la permitía mantenerse en pié, ¡nada hay más envidiable ante los ojos de los demás que un amor consumado¡
Y… cayó en la cuenta más tarde, que tanto ella como su amor  se hallaban entre rejas de por vida, eso sí, con una integridad asombrosa…Nadie  ha sabido nunca, quien era el objeto de este amor….

miércoles, 29 de junio de 2011

ESPEJOS EN LA SOMBRA








ESPEJOS EN LA SOMBRA

Se habían concitado allí, para revelarme el paso del tiempo….

Era una noche fría, de tormenta,  y nos acercamos a casa con el fin de resguardarnos.
La casa estaba poblada de espejos por todas partes que cuidadosamente, él, mi acompañante había colocado porque consideraba que la casa vacía de espejos carecía de una realidad imperiosa, el juego de luces y de sombras.
Se fue la luz y encendimos velas, el aspecto en general era algo tenebroso pero curiosamente tenía para mí, algo de acogedor y cálido.
Quien me iba a decir que esa noche descubriría los lugares más recónditos de mi pensamiento…
Había, estratégicamente situados espejos en las esquinas, en las planas paredes, de manera que estos se multiplicaban hasta el infinito procurando una sensación de amplitud a la estancia que se multiplicaba y  multiplicaba reflejando y poblando de imágenes las habitaciones...  había incluso uno, situado sobre la cama y clavado con escarpias en el techo inclinado, que producía una sensación de terror al acostarse, con el temor de que se desprendiera  amenazante.
El reflejo de los relámpagos entraba por las ventanas, el viento que se colaba por las rendijas de la vieja casa, agitaba  parpadeante, la luz de las velas, las luces y las sombras se mezclaban incesantes y nosotros, en el centro de todas estas cosas, mirábamos asustados nuestras imágenes temblorosas que nos hablaban sin parar.
Vi entonces mi rostro sombreado y  poblado de surcos que me insinuaban el paso del tiempo en mis rasgos cansados y profundamente sellados por la sombra, vi también la sombra de la locura y de la muerte, vi mi imagen desdoblada y confundida con la del otro ser que me acompañaba, que se apagaba y se encendía de manera intermitente, vi a mi padre, a mi madre , a todos mis amigos que en su cercanía y multiplicados, extendían sus brazos hacia mí pidiéndome que les abrazara,  por un momento creí enloquecer y sobrecogida me agarraba al asiento que dulcemente me acogía entre los cojines ocasionalmente situados, vacilante, me levanté con la esperanza de que volviera la luz y di una vuelta por la casa, la visión se hacía insoportable, yo, aparecía como drogada, ebria de espanto  y de un asombro inocente que me reveló el acuciante paso del tiempo y la confusión del espacio infinitamente extendido y desplegado… … ¡No le digas a nadie lo que has visto¡ exclamó confundido en la sombra mi acompañante ....

domingo, 26 de junio de 2011

EL ABANDONADO

EL ABANDONADO
Cuando Dios quiere perder a un hombre, primero le vuelve loco... 

Era un hombre de carácter muy autoritario y agrio, con familia muy numerosa, que vivía apartado en un lugar en el cual cultivaba patatas y toda clase de hortalizas y donde empleaba su tiempo en arreglar cuantos supuestos desperfectos iban a caer en sus manos, tuberías, desagües, coches destartalados, casetas, aunque no hubiera motivo para ello, era su diversión favorita.
Los hijos le secundaban y merodeaban por el lugar con el fin de agradar a su padre  que gruñía sin parar, celosos de su hacienda. Él dormía allí, y siempre se mostró reacio a volver a su hogar donde una mujer de gran carácter y muy rica, se reía de la circunstancia de que su marido hubiera decidido alejarse de esa manera, hasta un punto en el que una hilera de bandejas malolientes, con restos de comida, que le enviaba todos los días resignada, salía de la habitación del hombre huraño, que delataban la situación de  abandono en la que se encontraba.
La familia iba aumentando desaforadamente, la mujer cosía y cosía entre risas y respuestas que más bien sonaban a excusas,  cuando alguien le preguntaba en dónde se encontraba su esposo. "Estará por ahí", decía irónica... "arreglándole la vida a alguien"… él por su parte nada comentaba, y miraba al cielo cuando  le caía alguna pregunta en suerte.
Así pasaban los días, y un día, alguien se acercó a su cabaña improvisada, con el fin de arreglar la dínamo de un vehículo que se había estropeado, el hombre, presentía un nuevo quehacer, y dejando ver  entre dientes una alegría contenida de sentirse útil, y gruñiendo, se dispuso solícito a arreglarlo. Bajaron dos mozos fortachones del vehículo, le prendieron, le maniataron y se lo llevaron dentro del coche, a otro lugar en el cual habita en la actualidad como ausente, con la cabeza inclinada sobre el borde de una ventana ciega, y con una bata verde que le deja la espalda al descubierto, nadie le visita, y su mujer, permanece ahora en silencio cuando alguien le hace la pregunta de siempre ¿dónde está tu marido?...

sábado, 25 de junio de 2011

LOCOS DE ATAR

LOCOS DE ATAR

El genio y el loco tienen una cosa en común, los dos  mueren sin saberlo.

Mucho es lo que se ha escrito y filmado sobre  la locura ,  elogiando incluso, después de su muerte, a título póstumo, a insignes artistas como  Van Goh .  Los escritos de  Erasmo de Rotterdam, con " Elogio a  la locura”, “Diario de un loco” de Nicolai Gogol, "L´amour fou"  de Bretón , por mencionar algunos ejemplos,  y otros muchos, que consideraron el arte, estrechamente ligado a este extraño acontecimiento de  enloquecer.
Pero, nada hay  más duro ni más doloroso, a excepción de la muerte, para un hombre, que esta circunstancia de estar loco.Con mayor o menor fortuna, esto lo saben bien, los que se ven obligados a convivir con los locos, en el recinto de una institución psiquiátrica, como psiquiatras, celadores, enfermeras, agentes de seguridad… …
Había en la ciudad un ambiente de locura, poco común en otras ciudades que, inducía a pensar que, con el afán integrador de la psiquiatría actual, los locos andaban sueltos y habían contagiado de alguna manera a sus habitantes ¡como si la locura fuera contagiosa¡
 Entonces,  paseaban individuos, que hacían gestos extraños, por las calles, y alguno, en particular, los teñía de gran teatralidad, y agresividad, dando así la impresión de que realmente estaban locos o bien, vivían por completo alcoholizados o drogados, tal era su afán de destacar en el mundo del arte y de la cultura, que con total desaprensión, usurpaban de alguna manera la condición de los locos que luchaban por integrarse, con grandes dosis de medicación y de sufrimiento.
Con la premisa de, “un idiota nunca se vuelve loco” jugaban todos a ser el más listo… a ser el más loco… convirtiendo de este modo la ciudad en una auténtica jaula de grillos, en la que los locos, sin ser conscientes de su estado, algunos eran verdaderos artistas, se sentían excluidos, al borde de una cordura que inevitablemente les llevaba a la muerte. Muchos de ellos se suicidaron.
Uno de estos individuos, en el colmo del delirio me dijo un día: El loco soy yo…
 Con tristeza, le respondí: Un loco... nunca sabe que está loco….…

LA VECINA INDISCRETA









LA VECINA INDISCRETA

Todos los días subía las escaleras visiblemente cansada y acompañada por  un niño que tendría unos seis años.
 Era una mujer pequeña y delgada, y muy mayor, que vivía en esa casa hacía ya muchos años, tenía  marcas de maquillaje en el rostro que se mezclaba de manera ocasional en los diferentes rasgos de su cara, dándole el aspecto de una mujer experimentada en los asuntos de la vida.
Era frecuente escuchar su llegada acompañada de un sonido intermitente de sus llaves y un curioso canto ocasional, todo el mundo en el barrio la observaba ir y venir en completo silencio.
Llegaba a la puerta de su casa, y cuando había abrillantado los elementos metálicos de la puerta,  le daba golpes al niño en la cabeza para que los contemplara, y se oían los gritos angustiados  de la criatura, mientras ella atinaba a introducir las llaves en la cerradura.
Después de mucho tiempo, ya no se la veía en compañía del niño y tampoco se oían los cánticos con que acompañaba su ascenso por las escaleras, los demás vecinos solían ignorarla, como solían hacer con la mayor parte de la gente, así que su anonimato era casi absoluto, yo, que vivía puerta con puerta, no escuchaba ya, nada, ni de noche ni de día…
 Al salir un día al descansillo, encontré la puerta de su casa abierta y se oían desde el interior unos gemidos entrecortados, entré en la casa y la encontré amordazada y atada a una silla y llorando sin parar, la liberé de todas las ataduras y me explicó entre sollozos: ¡Me han robado mis joyas¡ ... ¡El dije de mi Pepe¡ ... traté de calmarla, y al poco tiempo,  apareció la guardia urbana alertada por un vecino del gremio, ella me miró turbada y me dijo, cuando se la llevaban a declarar, entre pequeños gritos ya, y con el rostro desencajado  : ¡Tú necesitas a alguien que te oriente¡ … ...
El caso salió en la prensa, y pude entonces saber, que se trataba de la alcahueta del barrio y de un ajuste de cuentas.

viernes, 24 de junio de 2011

LOS LIBROS Y EL ANCIANO

LOS LIBROS Y EL ANCIANO

No es la desolación  de lo que ocurre, sino de lo que no ocurrirá nunca, no es la triteza de lo que son las cosas sino la de aquello que nunca llegan a ser.
Humbert Kink

El anciano dormía de sol a sol y solamente salía a refrescarse al caer la tarde y se emborrachaba todos los días.
Vivía ajeno a todas las cosas y afirmaba vehemente, que ya lo había hecho y visto todo en la vida y esperaba  la muerte. Ofuscado y triste,  ya no establecía ningún tipo de acercamiento humano, con lo cual, era en extremo difícil entablar una conversación con él, que no fuera entrecortada, con diferentes fluctuaciones de tono, a golpe de soledad y desamparo.
De vez en cuando se oía el crujido de su puerta cuando salía para ir al baño, entre tanto…. La persona que lo cuidaba merodeaba por la casa buscando la manera de establecer algún tipo de comunicación, que le proporcionara distracción.
Había en esa casa toda clase de antigüedades, celosamente guardadas a lo largo de los años y al parecer de gran valor, había también libros,  y se acercó a ellos con el fin de encontrar alguna voz que le fuera familiar. Se había instalado en ella la añoranza de sus libros.
 Ocurre con los libros que es mejor tenerlos en casa cuidadosamente colocados, siempre a nuestra disposición cuando nos asalta un pasaje, un relato, un nombre  que necesitamos releer con urgencia, lo que no es posible, cuando leemos libros prestados o simplemente alquilados por unos días en una biblioteca, con fecha de entrega y prorrogable, manoseados por la multitud y con las páginas encorvadas  o destartaladas la mayor parte de las veces.
Encontró muchos libros de cocina, enciclopedias y compendios de toda clase, novelas de postguerra, diccionarios y métodos de aprendizaje de alguna lengua, incluso algunos libros de texto y también relatos infantiles. Dio la vuelta hacia la derecha y encontró uno, que le llamó poderosamente la atención en medio de libros tan pintorescos, “Punto de Fuga” de Peter Weiss, lo rescató con premura de la estantería y se lo llevó consigo a la cama para releerlo.
Al poco tiempo, él apareció en la entrada dispuesto a salir como todos los días, y al contemplar la escena de relectura exclamó ¡ah¡  ¡sí... sí¡   nunca he  podido comprender a ese hombre…. Y partió con su desolación rumbo al río en el que se bañaba todos los días… …

jueves, 23 de junio de 2011

PAPIROFLEXIA










PAPIROFLEXIA

El abuelo era un ser desdichado y huraño que vivía de noche y dormía de día, apenas comía, y era también de pocas palabras, pero bien parecido, aunque un poco huesudo, y siempre iba en compañía de su bastón y su sombrero de ala ancha.
Niña aún, le espiaba por ver si algún día reparaba en ella y le revelaba su halo misterioso, a él no le gustaban los niños, pero de vez en cuando les mostraba sus llaves a modo de sonajero, con total indiferencia.
Una noche, se disponía a salir de su casa para dar el paseo habitual y se acercó a su nieta, con los ojos diminutos y encendidos  y le dijo: "si quieres venir conmigo te presento a unos amigos muy simpáticos". Salió en su compañía y se hundieron los dos en medio de una niebla espesa y blanquecina.
Llegaron al café de los artistas, y un anciano no menos enjuto que el abuelo, les acogió sonriente con un enorme libro en las manos de tapas forradas en tela de color verde oscuro, que estaba jugando con servilletas de papel del que florecían, como por arte de magia, figuras diminutas como duendes encima de la mesa, la niña fascinada quiso saber de qué truco se trataba  y él, atento y cariñoso le entregó el libro de tapas de tela verde al abuelo, no sin antes haber estampado en la primera página la dedicatoria: "A mi buen amigo"… y la firma y la fecha, con la recomendación de que no lo abrieran hasta llegar a casa,  para que no se escaparan los duendes.
Andando el tiempo, la niña creció y había encontrado, ya, otros libros que hablaban de muchas cosas más, incluso de seres imaginarios… ...
  El abuelo falleció, y ella todavía pensaba en aquellos duendes del abuelo y su amable amigo y la recomendación de no abrirlo…  un día, en medio de una trifulca, en la que todo le estaba prohibido, incluso salir de su casa, encontró el libro apilado junto con otros libros de gran tamaño y sin dudarlo lo abrió por la primera página en la que reconoció la dedicatoria: "A mi buen amigo"…y temblorosa por el hallazgo, continuó pasando las páginas y descubrió miles de filigranas en líneas de puntos que dibujaban duendecillos que a su paso, iban cobrando vida,  y saltarines, le indicaron acompañándola, la puerta de salida.

Hoy día, el libro reside en su morada y es objeto de muchas miradas ambiciosas que lo consideran de gran valor comercial.

miércoles, 22 de junio de 2011

LAS FLORES Y EL DESEO

LAS FLORES Y EL DESEO

Una hilera interminable de empleados de la floristería subía por las escaleras desvencijadas de mi casa, cargados con ramos y cestas de flores que apenas podía albergar mi diminuto habitáculo. Desde arriba, contemplaba la procesión sin comprender  a qué venía tanto colorido y floreciente ostentación.
Yo no había hecho nada para merecer tanto agasajo que me vi obligada a aceptar ante el enfado de los floristas deseosos de desembarazarse del cargamento.
El olor intenso se colaba por todas las rendijas la casa,  mezclándose con la herrumbre vieja que asomaba por sus puertas.
La intriga despertó en mi pecho angustiado la curiosidad sobre el origen de semejante despilfarro, a medida que recibía una cesta o un ramo, miraba en su interior con la ciega esperanza de hallar una tarjeta… una nota… todas las flores llegaban desnudas en su belleza y  penetrante olor, sin hallar una respuesta.
Muchas otras veces, había recibido muestras de cariño de algún admirador o amigo, discretamente colocadas en mi puerta o debajo del felpudo, o simplemente depositadas cuidadosamente en mi buzón o bien,  me las entregaron personalmente, pero esto constituía una agresión total en los sentidos.
 Cuando ya se me acercaba la última entrega, contemplé absorta que se trataba de una sola, y hermosa rosa roja que tenía enroscada en su tallo una nota anónima, escrita en caracteres muy nerviosos, que decía: Que sepas, que hago el amor contigo todos los días de mi vida aunque tú no estés presente.
 Nunca supe la procedencia de este deseo imperioso.

LA CALLEJA

LA CALLEJA


Es la magia de las palabras la que nos hace regresar en el tiempo  a los ámbitos en los que un día transcurrieron hechos banales y sin importancia que de repente, se convierten en algo profundo y transcendente.

Aquella tarde me encontré con una amiga que me arrastró a tomar unas copas en un bar musical situado en una callejuela muy céntrica, y frecuentado por otros compañeros de facultad.
Mi amiga era muy alegre, con muchas ganas de vivir, había regresado de Londres por aquellos días, era además, menuda y nerviosa y hablaba pronunciando muy bien las erres, y recalcando todas las sílabas de su discurso, con cierto aire bohemio y soñador.Cuando entramos en el bar, la noche ya se venía encima, nos acomodamos en un rincón y comenzamos por tomar una extraña bebida que ella había probado en Londres.
No tardaron en llegar dos chicos de unos treinta y cinco años más o menos, con muy buena pinta y muy  atractivos, corteses y delicados, que nos pidieron permiso para sentarse  e hicimos las presentaciones oportunas, uno de ellos llevaba un jersey azul oscuro y  usaba gafas, era miope, hablaba en voz muy baja y con acento extranjero, además era médico, y escritor, se sentó a mi lado, el otro que era fuerte y rubio y hablaba en un tono más alto, resultó ser un pintor muy conocido en la ciudad.
Transcurría todo con normalidad, y llegó un momento en el que nos cansamos y decidimos cambiar de bar como se suele hacer  en estos casos. La noche era una noche fresca de primavera, dimos un gran rodeo en el coche y nos marchamos a casa tomar un té, el chico que me tocó en suerte era sencillamente encantador, y muy interesante, sugería más que hablaba,  hasta tal punto que yo me acostumbré en lo sucesivo a ese tipo de relación y todo lo demás me parece ahora extraño y cansino.
La magia de la noche hizo que mi habitáculo evocara a viejos amigos también escritores al nuevo visitante que quedó prendado y encantado, se tomó el té y amablemente se despidió de mí hasta otro día, se marchó esa noche… pero permaneció a mi lado el resto de mi vida.

PRESAGIO

PRESAGIO

El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona

Acabada la clase salimos todos al descanso para ir a tomar un café, entonces, un hombre misterioso comenzó a perseguirme escaleras abajo a toda prisa y en medio de un tumulto de gente con libros y que hablaba en voz muy alta. Ofuscada, llegué a la calle y emprendí el camino hacia mi casa sin saber muy bien a qué venía  el suceso. No le di más importancia y continué mi vida como si tal cosa pero al día siguiente… cosas del azar, me vi arrastrada al departamento donde me esperaba una compañera que quería entregarme un  ejemplar de Tácito a quien estaba traduciendo en esos momentos.
 Un revuelo de papeles se levantó en el momento de nuestra entrada, las cosas se movían como mágicas en el interior, un grupo de personas comentaban en pie unos papiros extendidos, cruzó el lugar un hombre joven desde el fondo del departamento contiguo  y a su paso cayeron unas planchas metálicas que hicieron un ruido estrepitoso y que obligó a salir de sus habitaciones a otros compañeros para ver lo que pasaba… apresurados, todos corrieron a su encuentro.
 Mi compañera y yo nos habíamos instalado en el fondo dispuestas a traducir, entre risas, comentabamos lo sucedido y de pronto apareció por la puerta el individuo que me había perseguido escaleras abajo, se hizo el silencio, todos giraron sus cabezas para prestarle atención…… debía de ser una persona notable en el medio. Como si no pasara nada, nosotras continuábamos con nuestras cosas y salíamos de vez en cuando al descansillo para refrescarnos, hacía un calor sofocante dentro, la calefacción estaba muy alta.
Al cabo de una hora mi compañera se despidió de mí porque tenía que hacer unas cosas y me dejó sola ante el peligro, el hombre iba y venía constantemente cruzando todo el recinto,  debía de  tener algún tipo de autoridad porque todos callaban a su paso, yo me temía lo de siempre, la persecución escaleras abajo hasta la puerta de la calle  a toda prisa y cada día más vehemente.
 Estó sucedió muchos días seguidos; no hay nada más intrigante que una persecución, muchas películas se han rodado con ese pretexto, y también ha  sido causa de muchas enfermedades mentales, así que tenía motivos más que suficientes para preocuparme, dejé pasar  el tiempo y me acostumbré a  ella  sin decir nada al respecto hasta que un día... el hombre, con un gesto muy exaltado me alcanzó y me dijo anhelante: ¡Lo interesante es lo raro¡, encaminé mis pasos hacia mi casa y continué traduciendo a Tácito…

martes, 21 de junio de 2011

EL AMANTE INVISIBLE

 EL AMANTE INVISIBLE

Todos necesitamos una pasión para vivir,  dice Borges, unos la sitúan en la pintura, otros en cualquiera de las Bellas Artes que se encuentran, solícitas, a nuestro alcance, y ella lo sabía, pasaba los días de largos años, disfrutando de esa manera incesante y se la veía pulular por archivos y librerías, en conciertos, en filmotecas, enriqueciendo su mirada con todas esas cosas que también el azar ponía a su disposición.
Pronto despertó la curiosidad de todos los que la rodeaban y merodeaban  por esos lugares sin saber muy bien lo que buscaban, ella también,  sin saberlo, ejercía un gran atractivo sobre ellos que a buen seguro distaba mucho de sus intereses.
Ocurrió que una larga enfermedad vino a frustrar sus afanes  y tuvo que permanecer postrada largos años  sumida en la realidad más cercana y administrar sus sueños, sus imágenes, sus amores,  como quien administra una hacienda… …
A partir de entonces, se hundió en el silencio más atroz, las voces de antaño quedaron como en sordina, con el temor de que irrumpieran en el presente y delataran lo más íntimo de su ser, aprendió a sonreir sin ganas… a moverse dirigiendo los pasos de manera muy estudiada… a vestirse como manda la moda del momento… nada en ella podía expresar la naturalidad que le era propia, se mostraba simple, pero sobre todo inocente, consciente quizás de que había cometido el peor de los delitos, amar apasionadamente.
El azar quiso que se encontrara de nuevo libre de ataduras para dar rienda suelta a todas sus pesquisas de antaño, el lugar era lo de menos, pero estaba segura de que allí lo encontraría de nuevo, ya no recogía conchas en la playa, todos sus libros permanecían encerrados en sus cajas, la provisionalidad se instaló en el medio en el que vivía con la esperanza de partir algún día,  el mar situado frente a su casa parecía lejano, ausente, si no fuera porque su canto ronroneaba constantemente dentro  de su casa.
 Con una indiferencia absoluta hacia el entorno, ejerció  el  trabajo que más le gustaba hacer, la música ocupó el lugar que le corresponde en el momento adecuado, pasaba largas horas en silencio, con el afán secreto de escuchar las voces que antaño le indicaron en qué lugar se encontraba el gran amor de su vida .

lunes, 20 de junio de 2011

EL MODERADOR

EL  MODERADOR

La historia que se movió en la sombra acaba en la sombra.
El Duelo J.L.Borges

Era un hombre demasiado delgado y esbelto, de modales amables, con mucho prestigio, y le acompañaba siempre un gesto de esfuerzo en su rostro porque en otro tiempo estuvo a punto de quedarse ciego y en el presente, a duras penas vislumbraba las letras de sus documentos con la ayuda de sus gafas. En general,  su apariencia inspiraba confianza.
Era asimismo el encargado de ejecutar dos testamentos contadictorios y confusos, y con ese fin congregó a los herederos en su despacho a través de una cariñosa carta.
Todos acudieron a la convocatoria el día señalado, acompañados de sus respectivos abogados, administradores y legajos, que se iban amontonando sobre la mesa en medio de una humareda espesa de tabaco rubio que inundaba los ceniceros a medida que transcurría la tarde. En pie, apoyado en una esquina de la mesa rectangular y alargada, él ejercía de moderador entre gritos, discusiones, y demostraciones de toda índole, que inducían fácilmente al descrédito y a la desconfianza de cuanto iba aconteciendo. El lenguaje se traducía  en una jerga jurídica por parte de los letrados, con tintes chulescos y autoritarios, que iba dirigida a todos los presentes ajenos a ella, a excepción de uno, que  visiblemente era su cómplice.
El moderador se tornó invisible y no había manera de entenderse, todo transcurrió como en una pesadilla de cifras que al amparo de las leyes dejaban traslucir el engaño en medio de la confusión, y todo allí era estrategia, él se levantaba, iba y venía, discutía acaloradamente, en contraste con su aparente fragilidad, los buenos modales desaparecieron por completo, otros le secundaban.
 En un momento determinado se alzó una voz firme y serena con aire de indignación, que afirmó rotundamente, “no creo una palabra de lo que aquí se está diciendo”, entonces se levantó la sesión y todos muy nerviosos se apresuraron hacia la puerta, encendieron sus cigarrillos, iban murmurando… ahora todo era dispersión y silencio, el moderador se puso su gabán y salió del despacho rumbo hacia su casa muy excitado, envuelto en una niebla de fracaso y dispuesto a solicitar su renuncia , la fatalidad quiso que al cruzar la calle le atropellara un vehículo grande  y falleció en el acto. 

EL SECRETO

EL SECRETO


Cumplida la agonía, ya solo y desgarrado y rechazado, se hundió en el sueño….
      HIS END AND HIS BEGINNING J.L.Borges

Desviar la atención de un suceso lo convierte asimismo en extrapolable, lejos de perder su encanto si es que lo tiene y ese es el caso, se torna móvil dentro de la realidad y aparece velado y evidente a la vez ante los ojos de los demás. No conviene ocultar las cosas que nos importan con demasiado sigilo porque tarde o temprano estallan y nos delatan.
Así, en medio de un ambiente de acoso apremiante y deseos pasionales y voluntades resueltas a abatir cualquier cosa que se saliera de la norma, harta ya de tanta inquisición, decidí inventarme de vez en cuando  un amante, cosa muy legítima por cierto, cuando la mayor parte de los amores en el mundo de las gentes, son fruto de invenciones y subterfugios.
Como era yo la diana a abatir, me dispuse sin más dilación a elegir entre las ofertas sin número que tenía a mi alcance. Entre tanto… disfrutaba de mi sueño que hacía  mucho tiempo ya, me permitía ese tipo de juego, con la sigilosa esperanza de que algún día un acosador perspicaz se percatara  y me proporcionara un final feliz , entonces...  yo continuaba mis quehaceres cotidianos inmersa en la realidad de mis legajos e investigaciones y disfrutaba de una intimidad pertrechada con sueños, que durante años mantuve a buen recaudo, hasta que un día, uno, tal vez perspicaz, pero con seguridad desconfiado y torpe, me preguntó : ¿ pero eso es real o es imaginario ? en ese mismo momento pensé desolada : lo mejor es el silencio…. …. Caminé hasta mi casa y me sumí en el más profundo de los sueños….

EL ÚLTIMO VIAJE

EL ÚLTIMO VIAJE


... ... pero yo recibiré mi destino donde le plazca a Zeus y a los otros dioses inmortales. Iliada XXII


Cuando se nos muere un ser querido todo nuestro ser se apresura a cerrar todas, absolutamente todas las salidas  de nuestro organismo al exterior, como para evitar que el espíritu que habitaba en nosotros se nos vaya, cerramos los ojos, cerramos la boca, los oidos resuenan con sus ecos, nos encorvamos con cuidado como si ese ser habitara adentro, en el interior de nuestro estómago, dormimos medio desvelados y lloramos entonces en silencio, despiertos, tocamos sus pertenencias y las guardamos cuidadosamente, hacemos lo posible y lo imposible por cerrar todas las puertas, con el temor secreto de que se nos vaya ese halo interior que se resiste a salir, casi tan fuerte como el dolor que sentimos, inmóviles, no comemos, no dormimos, velamos, porque poco a poco sentimos que se va alejando de nosotros y el dolor se va durmiendo, nuestro pobre ser no lo resiste, en ese estado de duermevela, subí a un tren que me iba a llevar hacia la despedida del ser que más había amado en toda mi vida.
Pleno invierno, nevaba abundantemente, lo dejé todo y subí al tren apresurada, temía no llegar a tiempo. Apesadumbrada, elegí un asiento alejada del tumulto y orientada hacia el lugar de destino, tardamos un buen rato en arrancar, cosa poco habitual en ese tipo de tren rápido, finalmente arrancamos , yo estaba impaciente, en  el tanscurso de una hora de trayecto, de pronto, el tren se detuvo, y todos los viajeros de mi vagón se levantaron de sus asientos al cabo de un rato, para preguntar al revisor qué sucedía, agarrotada en mi asiento, no quise moverme y esperé impaciente, al parecer el temporal de nieve había desprendido un poste eléctrico que cayendo sobre un árbol hizo que ambas cosas bloquearan el paso del tren, pasó una hora que se hizo eterna, yo guardaba mi halo con fuerza, sentía un tempo lento imponerse a los acontecimientos, no es posible pensé, cómo va a ocurrir esto precisamente hoy, que está agonizando... y la misma agonía se iba imponiendo inmersa en esa atmósfera terrorífica de espera y desasosiego, después de unos minutos enormes, nos anunciaron que debíamos hacer noche en el pueblo más cercano, todo estaba perdido, ya no llegaba a despedirme, estaba claro.
Acudimos en hilera y con mucho frío hacia el hotel  que nos proporcionó la compañía del ferrocarril, aún tuvimos que esperar en una sala, me sentía como un zombie, y no podía hablar con nadie, finalmente subí a la habitación y me dispuse con temor a llamar por teléfono, con la clara pretensión de seguir de cerca los acontecimientos, mi interlocutor no escatimó información y cada media hora recibía todos los datos, me quedé dormida en medio de tanta tensión, cuando desperté, sonó terrible el teléfono, ya había muerto. El temporal había remitido y nos subieron de nuevo al tren, el paisaje estaba teñido de blanco, un blanco que me molestaba especialmente en esos momentos, desviamos la ruta y dio el tren un inmenso rodeo, cada vez más, tenía la impresión de que llegaba muy tarde, pero ya no importaba, ya no había prisa, todo había terminado y lo único que tenía que hacer era guardar ese halo del frío…de la gente… ignoro como era mi expresión en esos momentos, pero un viajero compasivo se sentó a mi lado y me tomó las manos… rapidamente reaccioné y le supliqué: por favor no me toque… en lo sucesivo rechacé cualquier contacto de la gente … ... intocada, me acerqué a ella y la besé en la frente…….

domingo, 19 de junio de 2011

LIBERTAD 8

LIBERTAD 8

Los individuos y las cosas existen en cuanto participan de la especie que los incluye, que es su realidad permanente. Tesis platónica

La calle de la Libertad se encuentra ubicada en pleno centro de la capital, en ella confluyen la calle de las Infantas y la de Fernando VI en el corazón del barrio de Chueca.
En esta zona  tan carismática convivían gentes de muy variado origen y carácter, intelectuales, homosexuales y travestis, artistas, gentes que se alejan de los tópicos al uso que hoy por hoy continuan siendo consideradas marginales.
Desde el tren que tenía su llegada a las dieciocho y treinta, de una tarde soleada y presurosa, yo imaginaba un entorno más barriobajero y sórdido. Pero no fue así, cargada con mi equipaje llegué y me dirigí a una calle que encontré por fortuna hacendosa y muy movida en su ajetreo cotidiano, tuve que subir muchas escaleras cargada con mi equipaje que en principio estaba concebido para pocos días, se escuchaban las notas balbucientes de un piano en el trayecto hacia arriba, pasé por un piso en el que figuraba un cartel en el que ponía bien claro ”Clases de Danza”, por fin llegué a un habitáculo irregular que se hacía llamar casa, (así por lo menos lo indicaba el precio de su alquiler),cansada por el viaje, y jadeante por la carga, llamé y esperé respuesta, a mi llamada acudió solícito un ser en extremo delicado y amable en traje de yudo, que me había enviado una carta reclamo en la que se despedía con un Love… nos saludamos cortesmente y me mostró entre risas, con gestos horizontales y verticales las diminutas dimensiones del habitáculo que a duras penas podía albergar a un ser humano.—Esto es provisional, me dijo,  pero las cosas cambiarán en pocos días, ahora  voy a enseñarte la zona...
Caminaba a su lado con la certidumbre de que ese era mi lugar de destino, contemplábamos el cielo que se abría en un maravilloso atardecer, vi muchas placitas en la calle que estaba poblada de baruchos y tascas, ese lugar desembocaba en una plaza que  de vez en cuando se convertía en un famoso circo, los personajes que nos salían al paso nos saludaban amablemente…pero no, mi destino era otro, tres calles más abajo. Una mañana de domingo en la que todo está desierto y el olor a churros calientes invade todos los ámbitos, nos dirigimos a otra casa  que a semejanza de la anterior estaba en un piso muy alto y sin ascensor, a través de unas escaleras muy estrechas que empezaban ya a acongojarme, llegamos, esta era más amplia y abuhardillada, y en ella todo estaba nuevo, como recien pintada.
 Los días pasaban y yo permanecía en medio de ese laberinto de calles, en una de ellas que llevaba por nombre Libertad que era larga y estrecha, transversal… allí pasaban muchas cosas poco comunes, y  me introduje en ellas vagando sin cesar, llegué a conocer el lugar a la perfección, el ambiente era libre y la atmósfera se respiraba seca y dulce, como sucede en primavera, no me faltaban libros porque por aquella zona son frecuentes las librerías: “Auto de Fe”, “Las Bellas Banderas” “Escritos Corsarios” “El Caos” "Poemas en forma de rosa"… Bergamín y Gabriel Miró,  y muchos más me acompañaban en ese tiempo, hubo en fin mucho movimiento, elecciones…, oposiciones…, la RAE…, y demás cargos públicos que en aquellos días cambiaban su puesto incesantemente, llegaron las fiestas de Navidad y todavía permanecía en ese lugar con la única compañía de mis libros  y el vagar solitario por esas calles, el día de Reyes, vino a visitarme el yudoka mencionado y me entregó un regalo de parte de un “Rey Majo”… una ranita saltarina  que aún brinca entre mis libros reclamando su regreso… … … 

sábado, 18 de junio de 2011

GAFAS ROTAS



GAFAS ROTAS

A la casa se accedía por un caminito estrecho poblado de árboles y sombras con luces entrelazadas, al  llegar a ella sorprendía su tamaño reducido lleno de un tumulto de fiesta.
     Se celebraba un cumpleaños y su anfitriona iba de un lado a otro sin parar, pronto se llenó la casa de seres extraños grandes y vociferantes procedentes algunos de las Islas Británicas que enseguida tomaron asiento en la mesa dispuestos para cenar.Como la cena se celebraba en un porche encajado en una parcelita de cesped y consistía en viandas diversas a base de carne de cerdo mezclada con piña, el perro de la casa merodeaba entre los comensales y olisqueaba por si tropezaba con un trozo de carne.
   La noche iba avanzando con la comida y la bebida abundante y con gran algazara de los presentes, cuando de manera completamente inesperada tomó la palabra el invitado más agasajado y deseado por la anfitriona y para sorpresa de todos lo hizo en inglés, que, en un discurso de quince minutos dejó a todos boquiabiertos por su dominio del lenguaje, exquisita pronunciación y cadencia de los fonemas anglosajones.
  Acabado el discurso nuestro invitado se dirigió al centro de la parcela y al son de la música comenzó a bailar, una hermosa mujer que lo observaba en silencio le acompañó en la danza, de pronto la anfitriona y todos los comensales en tropel salieron  hacia la pista improvisada y a empellones unos con otros se pusieron también a saltar y bailar, tan grande era la algarabía y el alboroto que en uno de esos empujones nuestro invitado predilecto perdió el equilibrio y al mismo tiempo sus gafas cayeron al suelo y rápidamente fueron pisoteadas  y hechas añicos por parte del resto de los invitados con su afán avasallador y eufóricos.
   Nuestro amigo, autor de ese discurso tan brillante quedó consternado, y miope como era, en medio de la parcela, frágil y ciego, a duras penas llegó hasta ella que lo miraba atónita, entonces se le acercó y le dijo al oído: es a ti a quien quiero….

viernes, 17 de junio de 2011

ROSAS METÁLICAS

ROSAS METÁLICAS

Berkeley afirmó la existencia continua de los objetos, ya que cuando algún individuo no los percibe, Dios los percibe.

Acababa la tarde después de un largo paseo entre chopos y estanques de un día gélido de nieve.
Empapados de misterio, todo transcurría sin pausa, con un toque de magia en el ambiente, tomábamos mucho té preparado con  parsimonia en un samovar improvisado que evocaba sus orígenes, ahora irrumpiendo en tierras lejanas.
Con un afán y un empeño inusitado entraba su atmósfera por todos los rincones de la casa, de la ropa, miradas evanescentes... movimientos lentos... caminar sin embargo firme y decidido a enamorar a su presa como saliendo de un sueño.
Ya de madrugada llamaron a la puerta, y con el temor que despierta  a esas horas semejante sobresalto miré a través de la mirilla y vi a una mujer de apariencia muy frágil, la dejé entrar y se acomodó en la orilla de nuestro lecho, empezó a hablar en un ruso suave y con el rostro encendido, contemplé absorta la escena, ella hablaba y hablaba y él asentía continuamente dejando entrever su buena acogida, al cabo de un rato se levantó y se fue, dejando una estela de misterio a nuestro alrededor, él estaba exultante, recordó a su madre a quien asoció con la visitante,  se trataba de su hermana.
Lo maravilloso del transcurso de esos tiempos en el tiempo, es que cada minuto se prolongaba más y más y las cosas adquirían más y más relieve, de tal manera que se llegaba al olvido de otro tiempo que aparecía entonces apresurado, anodino y simple, sin vacilar me dejé llevar por esa magia que inevitablemente resaltó las verdades enterradas que afloraban sin cesar en una vorágine más allá de la muerte, más allá del pasado, intemporales y eternas.
Salimos en silencio a las calles mojadas, la atmósfera velada impregnaba nuestras ropas, distantes y sonrientes caminabamos en un amanecer tierno y frío, al llegar a mi casa, amoroso y dulce me tendió un brazalete pequeño pergeñado de rosas metálicas que ahora reclaman mi atención desde el fondo de una caja… ….   

jueves, 16 de junio de 2011

LA CAJA DE SETAS AMARILLAS

LA CAJA DE SETAS AMARILLAS

... ese laberinto, que consta de una sola línea recta y que es invisible, incesante... ...
J.L.Borges (La muerte y la brújula)

El bar era oscuro, amplio y desolado sin embargo se podían escuchar en él las voces que antaño le  poblaban. En un rincón sentada en un taburete y muy erguida una mujer  frente a una enorme caja iba limpiando setas primorosamente, me detuve un instante y la saludé amable, era el lugar en el que debía permanecer unos días y curiosamente se hallaba ubicado justo al lado de un tanatorio muy anunciado y con muchos teléfonos, que me hizo reflexionar desde el primer momento, no se lo mencioné en este primer encuentro pero yo estaba bastante impresionada.
La mujer me acogió cordial  y sonriente aunque era parca en palabras, me indicó la habitación y me aseguró que estaríamos solas en el piso, entré y me instalé frente al tanatorio, rápidamente la aprensión me hizo cerrar la ventana, como si la muerte no pudiera traspasar ventanas cerradas… pero todos los días acababan, cerrando yo misma la ventana antes de dormir, y durante el día la dejaba abierta, de ese modo mi  encuentro con su recuerdo se hacía más llevadero.
     Todo estaba desierto, incluso ese lugar en el que solo habita la muerte, lo observaba todos los días por si alguien aparecía para estar alerta, (ya le había preguntado a la mujer si funcionaba el tanatorio y ella me miró turbada con cara de disgusto), y nada, no ocurría nada… yo visitaba todas las tardes a la mujer mientras tomaba algo, y ella no paraba de  hablar muy cortante, pasaron los días y continuaba limpiando setas, me contó la historia de las setas amarillas y que pensaba venderlas, yo quise ayudarla pero me dijo que sin guantes se teñían de amarillo las manos; hasta que un día me asomé a la ventana y comprobé con estupor que en el tanatorio había movimiento, bajé al bar y pregunté ¿por qué está abierto el tanatorio? Han traído a una anciana que ha fallecido—me respondió, subí inquieta a la habitación y me asomé valiente a la ventana, vi como cuatro personas muy serias estaban sentadas esperando, cerré la ventana y me dispuse a dormir.
Al día siguiente tenía que salir de viaje, ya no había nadie  en el tanatorio y cuando terminé de preparar las cosas, volví al bar para despedirme de la mujer, me dio un abrazo, se metió en un cuartucho y salió con una caja de setas en las manos, con la  que me obsequió muy gustosa.

REENCUENTRO

REENCUENTRO

"Todo lo cercano se aleja"
Goethe

Son las ocho, es la hora de cenar,  vuelvo con la perrina a casa por ver si te encuentro, nada, has desaparecido de mi vida, no te encuentro, solamente están los útiles de escritura y algunos links en que aparece Borges hablando de la ceguera, me dirijo al trastero y revuelvo entre cajas y libros nada, no encuentro nada, son los duendes del pasado que están dormidos esperando que mi varita mágica les despierte, mientras tanto me sublevo, doy vueltas y más vueltas buscando, me siento a esperar y nada, has desaparecido por completo, trato de buscar una excusa, son los kilómetros recorridos, que va, no hay nada, poco a poco siento que se va instalando la soledad de siempre, es inútil, para mi ya han llegado las vacaciones, solo me espera el sol del verano , horribles niños con balones y padres estúpidos comiendo helados.
            Pienso en bestezuelas mitológicas, hago el amor todos los días, y sueño con unicornios, minotauros, grifos… esos seres imaginarios que tanto amaba Borges, y que afortunadamente habitan en mi casa regurgitando entre mis cajas de libros con afán de salir y expresarse,  ah¡… es un engaño de los sentidos. De repente, lo veo aparecer desgarbado con su pachucho sombrero caminado por la playa a lo lejos, como un fantasma, ¡menos mal¡…, todas mis dudas se desvanecen en ese momento, me detengo sorprendida y luego acelero el paso con ansia en la misma dirección, eso es, en la misma dirección, ya se,  vienes de muy lejos para indicarme el siguiente renglón, no has desaparecido, estás ahí y me sales al encuentro  como si nada hubiera ocurrido, indiferente, impasible,  lejano…  entonces, mi mente se despierta de la horrible pesadilla en que estaba sumida, y pasa de largo , me dirijo a mis viejas estanterías y justo en la esquina derecha está Stevenson, están todos los escritores de habla inglesa que me hicieron pasar tantos buenos ratos, está Henry James, Mary Mc Carthy, Dos Passos… Joyce, London….  están todos los mares y los rios de América y de Las Islas Británicas, un poco más a la izquierda están los franceses y los alemanes, unos más queridos que otros, encuentro a Canetti y a Kafka encuentro  a Proust, y a Maupassant, encuentro a Strindberg, encuentro a los rusos, “Almas muertas”… a los escritores de América del sur, “El libro de los sueños”…  y a todos los poetas… Homero, Herodoto y Virgilio …… y vuelvo a soñar, todos ellos me están esperando, hago un alto en el recorrido y me olvido por un momento  de sus nombres, entonces aparecen cientos de historias que pueblan mi memoria, me zambullo en ellas para seguir soñando, ya entiendo, estoy a salvo, la pesadilla ha terminado, y te he sobrevivido para reinventarlas … …