LA VIEJA CABAÑA
Hay soledades
en las que miras solo con un ojo y miras
solo sal.
Hay momentos de frío
en los que estrangulas palomas y te
calientas con sus alas.
Hay momentos de gravedad
en los que sientes que has caído ya
entre los que caen.
Hay silencios
que debes expresarlos tú, ¡precisamente
tú!
Vladimír
Holan.
Poema: Hay
Dolor
inasible, pesadumbre de días desesperanzados, el recuerdo de la niñez violado,
días lejanos que marcaron a sangre y fuego el vacío venidero y hoy en
lontananza regresa aquella luz insólita cargada de presagios.
Un país en la ruina, esa misma soberbia enhiesta
y absoluta que hunde en la pobreza y el desahucio a miles de seres que conmigo
han caído en la derrota, aquello que iluminaba aquellos días de transición
regresa y golpea con fuerza un presente desolado, idéntico vacío que en los
años jóvenes y se extiende en el abismo de la ceguera y la hambruna, adiós a la
historia de la guerra, historia ya es pasado y los hechos se prorrogan
pertinaces en la actualidad de la vida, laceran el alma de un paisano común
empobrecido y solo, y la mente rompe barreras impuestas desde antaño y como
antaño florecen esperanzados los artífices de su misma historia los hombres que
sueñan, inventan otras tierras, otras hambres, otro paisaje coloreado y sabio, una y otra vez la guerra asola y
diezma el alma de los muertos.
¿Por
qué siempre vuelve?, pasan años, pasan lunas, pasan amores , pasan y pasan los
días y surgen retazos de vida en penumbra, de rayos de sol oblicuos y directos
que se estampan contra un lecho-catre que a duras penas se sostiene sobre un
somier desvencijado y un colchón de lana añeja y apelmazada, cuatro libros en
las estanterías vacías y el alma repleta de anhelos, la música se expande por
todos los rincones, el blanco de las paredes brilla intenso con las primeras
luces de la primavera, los poemas saltan del corazón al cerebro tamizándose
como alimento que recorre la sangre desde el estómago a través de todos sus
miembros.
Allí aferrada a la nada, los sueños surcaban
la realidad en cada paso, en cada esquina, en cada mirada, una huida hacia el
pasado dentro de la historia, vueltas hacia los anaqueles de cada librería, el
ansia insaciable de más alimento en el que zambullir su mirada perdida y
etérea, lejos las imágenes perdidas, lejos las cuatro paredes angustiosas del
habitáculo familiar en donde la intimidad era un castigo y la luz el esfuerzo
inútil y acabado en la falta de
horizonte, ¿Por qué siempre vuelve con la misma perspectiva inabarcable? Una
guarida, una choza, miseria material y sin embargo ¡qué inmensa riqueza para
los sentidos!, ¡qué libertad soñada!
Al atardecer el bosque se llena de sombras, en
el estanque se recogen los patos junto a las piedras sobre el limo húmedo y
extienden las alas del sueño, el camino empedrado brilla plateado con golpes de
luna, deambular en medio de la noche al abrigo de un único anhelo, llegar a la
cálida choza al amor de la lumbre y las
velas y prolongar el vago silencio del tiempo en las páginas de un libro hasta la alborada. ¿Por qué siempre regresan
aquellos intensos momentos, retazos de vida, que bullen y saltan, se regocijan
y claman sin otra identidad que la suya?
Piet
Mondrian 1872-1944
Nistelrode
Netherlands