sábado, 2 de febrero de 2013

NOCHES SOÑADAS












Noches soñadas



Una mujer muy delgada y rubia llamó a su puerta a altas horas de la noche cargada con su equipaje y con acento extranjero, a duras penas ella entendió su saludo, la mujer, dijo entonces algo en ruso.
Él se encontraba acostado ya, entre las tenues luces de la noche y se mostró feliz con la visita. Entablaron conversación en este idioma y ella se mantuvo al margen sin comprender una palabra. Tomaron un té caliente, el duro y frío invierno se colaba por todas las rendijas. Momentos después cuando la mujer salió por la puerta… y bien — le preguntó  él solícito ¿Has rezado ya  tus oraciones? ¿Has rezado “el Jesusito, Jesusito”? No —respondió ella con una sonrisa malévola, he rezado “el con Dios me acuesto”. Las risas se prolongaron resonando en la habitación durante más de una hora y a continuación,  hicieron el amor hasta la extenuación. Ya al alba, salieron a caminar rozagantes por la ciudad en busca de su hermana que había olvidado el equipaje. Compraron frutos secos, leche y miel y regresaron a su lecho dispuestos a encerrarse tres días con sus noches de amor intenso y prolongado. Al entrar en la casa encontraron la bolsa de viaje de su hermana, abierta y arañada por un tropel de gatos que habitaban en ella, él, consternado intentó poner orden en las cosas y arreglar la bolsa destrozada, reparó en un libro viejo y muy usado, “Las noches soñadas” de un autor que desconocía, encontró algunos pequeños recuerdos familiares desperdigados por la estancia, muy emocionado la buscó a ella por toda la casa dando muchas vueltas frenéticas, entre tanto, sonó la cancela de la puerta de entrada, la visitante nocturna reclamaba sus objetos, ellos desolados le mostraron el desastre, su hermana recogió cuidadosamente sus cosas, él sintió un enorme vacío, susurró algo en ruso, y la besó con ternura.
Ellos pasaron el resto del día comiendo frutos secos, bebiendo y fumando, y cuando la noche se acercaba, —él le preguntó— ¿Tienes sueño? No —contestó ella, sólo espero a que llamen a la puerta, apagaron la luz y se fundieron en un abrazo de ensueño.
FIN