miércoles, 6 de marzo de 2013

LA FIGURA DEL OLVIDO












LA FIGURA DEL OLVIDO


...pero no basta ser valiente
para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa te desgarra
y te puede matar una guitarra.

J. L. Borges

Una figura brillante se me apareció en sueños esta mañana, era muy esbelta y hermosa. Envuelta en mi memoria, contemplé con tristeza mi desventura.

—Es la hora de despertar– me dije, ya la figura blanca hace acto de presencia.

Lejos, de la ciudad que todo lo engulle sin piedad, caí entonces, en la cuenta, ella viene a buscarme, ella viene a salvarme…

Corrí hacia la figura con premura, me acogió con agrado entre sus brazos y comprendí de pronto que nada en mi memoria estaba olvidado y debía contarlo, para así alejar un poco de mí su peso.

Ya no recorreré las viejas calles, que me están esperando para lacerarme aún más en mi desdicha, con el recuerdo siempre presente, de su desdén, que encadena al visitante y lo arrastra hacia la ignominia.

Vi como se alejaban en ese momento otras figuras, de antaño, con sus espejos, y sus reflejos, con sus maravillosos cristales de bohemia, las cartas encerradas, los mensajes soterrados, otros despertares, las luces y las sombras, los rastros silenciosos, las preguntas sin respuesta, los sueños de otro tiempo, los años, el tiempo que se impone altivo, la muerte que espera, la miseria, la derrota, la locura, los muertos del pasado.
 En un torbellino de palabras, están ahí escritos, esos recuerdos, sin que nadie venga a rescatarlos.

La hermosa figura me abrió el paso y me invitó solícita a entrar en su seno, –entrégame la clave del olvido, —le dije, —todavía no es tiempo–, me respondió.

Mientras tanto en el presente, sopesaba la idea de visitar la ciudad, en la que con toda certeza, hay una lid encarnizada, entre la sombra y la Quimera que por el momento me resisto a presenciar, consciente de los peligros que la acechan, soy una perdedora solitaria y me gusta esa condición, soy una superviviente… es y será siempre la ciudad de las sombras y a mí me complace la luz de la Quimera.

Nuevos sueños, nuevas esperanzas, nuevas figuras que me excluyen como siempre del abismo en que se encuentran, ya los fantasmas del pasado, cansados de hurgar en mi memoria sin otra respuesta que la que ya está escrita, aparecen en el tiempo.

De este modo el nuevo sueño que me ha visitado hoy mientras dormía, me ha avisado: “Todo está dispuesto”, “se hace tarde”… vi entonces, con espanto, el paso del tiempo implacable.

Me desperté muy relajada, libre del peso del pasado, y alegre, con la hermosa y esperanzadora figura brillante del nuevo sueño, ante mis ojos, y sentí de pronto, que todavía los recuerdos se agarran con fuerza y no se desvanecen, insisten transformados en los sueños del presente, que tanto me confortan y me alejan de la muerte.

Algo me dice que aún no es la hora del olvido, pensé. Contemplé la figura que se alejaba llevándose en su seno mis relatos ya impresos y me dispuse a comenzar una nueva aventura en este tiempo que me aleja y me acerca cada vez más a mis fantasmas, siempre a través, de la conciencia de las palabras.