EL ABANDONADO
Cuando Dios quiere perder a un hombre, primero le vuelve loco...
Cuando Dios quiere perder a un hombre, primero le vuelve loco...
Era un hombre de carácter muy autoritario y agrio, con familia muy numerosa, que vivía apartado en un lugar en el cual cultivaba patatas y toda clase de hortalizas y donde empleaba su tiempo en arreglar cuantos supuestos desperfectos iban a caer en sus manos, tuberías, desagües, coches destartalados, casetas, aunque no hubiera motivo para ello, era su diversión favorita.
Los hijos le secundaban y merodeaban por el lugar con el fin de agradar a su padre que gruñía sin parar, celosos de su hacienda. Él dormía allí, y siempre se mostró reacio a volver a su hogar donde una mujer de gran carácter y muy rica, se reía de la circunstancia de que su marido hubiera decidido alejarse de esa manera, hasta un punto en el que una hilera de bandejas malolientes, con restos de comida, que le enviaba todos los días resignada, salía de la habitación del hombre huraño, que delataban la situación de abandono en la que se encontraba.
La familia iba aumentando desaforadamente, la mujer cosía y cosía entre risas y respuestas que más bien sonaban a excusas, cuando alguien le preguntaba en dónde se encontraba su esposo. "Estará por ahí", decía irónica... "arreglándole la vida a alguien"… él por su parte nada comentaba, y miraba al cielo cuando le caía alguna pregunta en suerte.
Así pasaban los días, y un día, alguien se acercó a su cabaña improvisada, con el fin de arreglar la dínamo de un vehículo que se había estropeado, el hombre, presentía un nuevo quehacer, y dejando ver entre dientes una alegría contenida de sentirse útil, y gruñiendo, se dispuso solícito a arreglarlo. Bajaron dos mozos fortachones del vehículo, le prendieron, le maniataron y se lo llevaron dentro del coche, a otro lugar en el cual habita en la actualidad como ausente, con la cabeza inclinada sobre el borde de una ventana ciega, y con una bata verde que le deja la espalda al descubierto, nadie le visita, y su mujer, permanece ahora en silencio cuando alguien le hace la pregunta de siempre ¿dónde está tu marido?...
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