sábado, 25 de junio de 2011

LOCOS DE ATAR

LOCOS DE ATAR

El genio y el loco tienen una cosa en común, los dos  mueren sin saberlo.

Mucho es lo que se ha escrito y filmado sobre  la locura ,  elogiando incluso, después de su muerte, a título póstumo, a insignes artistas como  Van Goh .  Los escritos de  Erasmo de Rotterdam, con " Elogio a  la locura”, “Diario de un loco” de Nicolai Gogol, "L´amour fou"  de Bretón , por mencionar algunos ejemplos,  y otros muchos, que consideraron el arte, estrechamente ligado a este extraño acontecimiento de  enloquecer.
Pero, nada hay  más duro ni más doloroso, a excepción de la muerte, para un hombre, que esta circunstancia de estar loco.Con mayor o menor fortuna, esto lo saben bien, los que se ven obligados a convivir con los locos, en el recinto de una institución psiquiátrica, como psiquiatras, celadores, enfermeras, agentes de seguridad… …
Había en la ciudad un ambiente de locura, poco común en otras ciudades que, inducía a pensar que, con el afán integrador de la psiquiatría actual, los locos andaban sueltos y habían contagiado de alguna manera a sus habitantes ¡como si la locura fuera contagiosa¡
 Entonces,  paseaban individuos, que hacían gestos extraños, por las calles, y alguno, en particular, los teñía de gran teatralidad, y agresividad, dando así la impresión de que realmente estaban locos o bien, vivían por completo alcoholizados o drogados, tal era su afán de destacar en el mundo del arte y de la cultura, que con total desaprensión, usurpaban de alguna manera la condición de los locos que luchaban por integrarse, con grandes dosis de medicación y de sufrimiento.
Con la premisa de, “un idiota nunca se vuelve loco” jugaban todos a ser el más listo… a ser el más loco… convirtiendo de este modo la ciudad en una auténtica jaula de grillos, en la que los locos, sin ser conscientes de su estado, algunos eran verdaderos artistas, se sentían excluidos, al borde de una cordura que inevitablemente les llevaba a la muerte. Muchos de ellos se suicidaron.
Uno de estos individuos, en el colmo del delirio me dijo un día: El loco soy yo…
 Con tristeza, le respondí: Un loco... nunca sabe que está loco….…

LA VECINA INDISCRETA









LA VECINA INDISCRETA

Todos los días subía las escaleras visiblemente cansada y acompañada por  un niño que tendría unos seis años.
 Era una mujer pequeña y delgada, y muy mayor, que vivía en esa casa hacía ya muchos años, tenía  marcas de maquillaje en el rostro que se mezclaba de manera ocasional en los diferentes rasgos de su cara, dándole el aspecto de una mujer experimentada en los asuntos de la vida.
Era frecuente escuchar su llegada acompañada de un sonido intermitente de sus llaves y un curioso canto ocasional, todo el mundo en el barrio la observaba ir y venir en completo silencio.
Llegaba a la puerta de su casa, y cuando había abrillantado los elementos metálicos de la puerta,  le daba golpes al niño en la cabeza para que los contemplara, y se oían los gritos angustiados  de la criatura, mientras ella atinaba a introducir las llaves en la cerradura.
Después de mucho tiempo, ya no se la veía en compañía del niño y tampoco se oían los cánticos con que acompañaba su ascenso por las escaleras, los demás vecinos solían ignorarla, como solían hacer con la mayor parte de la gente, así que su anonimato era casi absoluto, yo, que vivía puerta con puerta, no escuchaba ya, nada, ni de noche ni de día…
 Al salir un día al descansillo, encontré la puerta de su casa abierta y se oían desde el interior unos gemidos entrecortados, entré en la casa y la encontré amordazada y atada a una silla y llorando sin parar, la liberé de todas las ataduras y me explicó entre sollozos: ¡Me han robado mis joyas¡ ... ¡El dije de mi Pepe¡ ... traté de calmarla, y al poco tiempo,  apareció la guardia urbana alertada por un vecino del gremio, ella me miró turbada y me dijo, cuando se la llevaban a declarar, entre pequeños gritos ya, y con el rostro desencajado  : ¡Tú necesitas a alguien que te oriente¡ … ...
El caso salió en la prensa, y pude entonces saber, que se trataba de la alcahueta del barrio y de un ajuste de cuentas.