sábado, 20 de agosto de 2011

THE WRONG COAST








THE WRONG COAST

Se extiende amplio y profundo tras la ventana y se muestra cambiante como el tiempo, unas veces aparece oscuro casi negro, otras es de color verde , otras veces es azul y refleja la luz del cielo, a veces se mezclan los colores, y la mayor parte de las veces se muestra agresivo y dominante, en medio de un oleaje tumultuoso de agravios y desagravios, sin cesar  zahiriente, aun cuando permanece quieto y da la impresión de sosiego, es preciso entonces, permanecer alerta, porque su interior encierra remolinos de traición, que se llevan por delante vidas enteras de seres inocentes que confian en su momentánea bondad, taimado como es, se enseñorea de esa porción de tierra que toca con su aliento salado y espumoso.
Esta mañana, a mediodía, encontré  a un amigo artista que muy ilusionado me dijo:
-Presento una exposición el mes próximo, y necesito nombrarla de  un modo que se entienda en inglés y se me ha ocurrido que a lo mejor tú puedes ayudarme, con el título-.
¿Qué tal duermes? Me preguntó
 -Duermo muy bien y tengo hermosos sueños, lo único que me molesta es el fiero ronquido del mar, en medio del silencio de la noche- repondí yo
 -Te voy a enseñar la colección que voy a exponer proximamente en New York- me dijo.
 Una colección de imágenes empezaron a deslizarse por la pantalla que yo observaba atónita desde mi asiento, muy bellas, teñidas con hermosos colores, -él hacía acto de presencia otra vez  e intentaba seducirme-, se presentaba anaranjado, y ocre con las rocas entrantes y afiladas en su seno, rojo de atardecer y violeta, con toda la gama de azules, límpido y luminoso, radiante en todo su esplendor, esta vez no le escuchaba, no rugía, silencioso, era todo presencia en la pantalla, la vista se me iba nublando, como cuando sientes los pasos candentes de tu enemigo acercarse, y le dije: no puedo seguir mirando.
 “El autor del daño, siempre es el mismo” y  pensé en la cita de Elías  Canetti, que hace tiempo encontré en uno de sus libros…-pero se me ocurre un título para tu exposición-
Alguien llamó por teléfono en ese momento, y el autor  demandó a su interlocutor, que llamaba desde muy lejos, de tierra adentro, un nuevo título. Antes de que contestara,  la nombré en voz alta y clara: “la costa equivocada”.
-¡Ah¡ ¡ah¡ se interrumpió contento, -en inglés va muy bien- “The wrong coast”
Sí, contesté yo, tranquilizadora, -es raro aquí, ver tanta calma como la que reflejan tus imágenes- Al interlocutor le pareció también,  una buena idea y yo me quedé pensativa…
 Me fui alejando poco a poco de las imágenes y cada vez me acercaba más  y más al mar, que se extiende inmenso a lo lejos  y bordea  mi casa con insistencia, iba barruntando para mis adentros la expresión en inglés…“The wrong coast”… la volví a traducir bajo la impresión del regreso y encontré la acepción que más se  ajustaba a mi enemigo: “La costa del mal”.
 No quise decirle nada a mi ilusionado amigo, comprendí que era mejor para él contemplar en sus imágenes “La costa equivocada”.