miércoles, 22 de junio de 2011

LA CALLEJA

LA CALLEJA


Es la magia de las palabras la que nos hace regresar en el tiempo  a los ámbitos en los que un día transcurrieron hechos banales y sin importancia que de repente, se convierten en algo profundo y transcendente.

Aquella tarde me encontré con una amiga que me arrastró a tomar unas copas en un bar musical situado en una callejuela muy céntrica, y frecuentado por otros compañeros de facultad.
Mi amiga era muy alegre, con muchas ganas de vivir, había regresado de Londres por aquellos días, era además, menuda y nerviosa y hablaba pronunciando muy bien las erres, y recalcando todas las sílabas de su discurso, con cierto aire bohemio y soñador.Cuando entramos en el bar, la noche ya se venía encima, nos acomodamos en un rincón y comenzamos por tomar una extraña bebida que ella había probado en Londres.
No tardaron en llegar dos chicos de unos treinta y cinco años más o menos, con muy buena pinta y muy  atractivos, corteses y delicados, que nos pidieron permiso para sentarse  e hicimos las presentaciones oportunas, uno de ellos llevaba un jersey azul oscuro y  usaba gafas, era miope, hablaba en voz muy baja y con acento extranjero, además era médico, y escritor, se sentó a mi lado, el otro que era fuerte y rubio y hablaba en un tono más alto, resultó ser un pintor muy conocido en la ciudad.
Transcurría todo con normalidad, y llegó un momento en el que nos cansamos y decidimos cambiar de bar como se suele hacer  en estos casos. La noche era una noche fresca de primavera, dimos un gran rodeo en el coche y nos marchamos a casa tomar un té, el chico que me tocó en suerte era sencillamente encantador, y muy interesante, sugería más que hablaba,  hasta tal punto que yo me acostumbré en lo sucesivo a ese tipo de relación y todo lo demás me parece ahora extraño y cansino.
La magia de la noche hizo que mi habitáculo evocara a viejos amigos también escritores al nuevo visitante que quedó prendado y encantado, se tomó el té y amablemente se despidió de mí hasta otro día, se marchó esa noche… pero permaneció a mi lado el resto de mi vida.

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