LA TRAMPA
Se acercó a la casa, y
se quedó maravillado con el hallazgo, que encajaba a la perfección en con el
aire bohemio que siempre le acompañaba.
Cuatro vigas mal puestas sostenían el
paso de los años, el techo inclinado cubierto de arpillera, tenía zonas
abultadas a causa de las goteras, el juego de luz y sombra le daba un aspecto
acogedor, sus paredes blancas, su suelo rojizo, la escasez de muebles, apenas
una yacija a modo de sofá y un somier en el fondo que hacía las veces de lecho
o cama, una habitación más, un vestidor que almacenaba ropa en un armario
improvisado, una cocina inclinada toda ella y un cuartucho retrete.
El acceso a ella era igualmente
viejo y destartalado, las escaleras crujientes, la baranda inestable y un
tropel de vecinos sin nombre enemigos entre sí. Un juego de cables en la
entrada permitía eximirse del pago de la electricidad, el entorno era pobre muy
pobre.
Una vez dentro de la casa, uno tenía la
impresión de estar en medio de una suerte de milagro azaroso del tiempo y los
recursos. Cubierta de libros como estaba, inundada de música, y
rebosante de vida, joven… ilusionada. Todo el que visitaba el lugar se quedaba
prendado de sus encantos, si bien es verdad que el encanto procedía de otros
lugares que lo habitaban por doquier, allí, sucedieron muchas cosas que
impregnaban el ambiente en una especie de ensueño.
Nadie reparó en el hecho real que lo alimentaba,
encerraba fugitiva a una persona o quien sabe tal vez a mas de una persona, con
su historia, con sus sueños y esperanzas, encerraba una huida, de hecho también
sirvió de refugio para fugitivos de distinta índole, en esa casa se congregaba
todo el secreto de una ciudad que nadie descubría, unos veían bohemia, otros
abandono y dejadez, asimismo snobismo, pero la pobreza era real y el abandono
también.
Con el paso del tiempo estas
circunstancias no han variado en absoluto en otros lugares y habitáculos. El
alma fugitiva que lo habitaba continúa errante por el mundo y lleva consigo su
ensueño, en su vagar ha visto muchas imitaciones y mejoradas en su género, pero
ninguna encierra ese secreto que sólo él fue capaz de descubrir —dijo con voz
muy grave —es una trampa–.