viernes, 8 de marzo de 2013

LA TRAMPA









LA TRAMPA

Se acercó a la casa, y se quedó maravillado con el hallazgo, que encajaba a la perfección en con el aire bohemio que siempre le acompañaba.


Cuatro vigas mal puestas sostenían el paso de los años, el techo inclinado cubierto de arpillera, tenía zonas abultadas a causa de las goteras, el juego de luz y sombra le daba un aspecto acogedor, sus paredes blancas, su suelo rojizo, la escasez de muebles, apenas una yacija a modo de sofá y un somier en el fondo que hacía las veces de lecho o cama, una habitación más, un vestidor que almacenaba ropa en un armario improvisado, una cocina inclinada toda ella y un cuartucho retrete.
 El acceso a ella era igualmente viejo y destartalado, las escaleras crujientes, la baranda inestable y un tropel de vecinos sin nombre enemigos entre sí. Un juego de cables en la entrada permitía eximirse del pago de la electricidad, el entorno era pobre muy pobre.
Una vez dentro de la casa, uno tenía la impresión de estar en medio de una suerte de milagro azaroso del tiempo y los recursos. Cubierta de libros  como estaba, inundada de música, y rebosante de vida, joven… ilusionada. Todo el que visitaba el lugar se quedaba prendado de sus encantos, si bien es verdad que el encanto procedía de otros lugares que lo habitaban por doquier, allí, sucedieron muchas cosas que impregnaban el ambiente en una especie de ensueño.
Nadie reparó en el hecho real que lo alimentaba, encerraba fugitiva a una persona o quien sabe tal vez a mas de una persona, con su historia, con sus sueños y esperanzas, encerraba una huida, de hecho también sirvió de refugio para fugitivos de distinta índole, en esa casa se congregaba todo el secreto de una ciudad que nadie descubría, unos veían bohemia, otros abandono y dejadez, asimismo snobismo, pero la pobreza era real y el abandono también.
 Con el paso del tiempo estas circunstancias no han variado en absoluto en otros lugares y habitáculos. El alma fugitiva que lo habitaba continúa errante por el mundo y lleva consigo su ensueño, en su vagar ha visto muchas imitaciones y mejoradas en su género, pero ninguna encierra ese secreto que sólo él fue capaz de descubrir —dijo con voz muy grave —es una trampa–.