EL AMANTE INVISIBLE
Todos necesitamos una pasión para vivir, dice Borges, unos la sitúan en la pintura, otros en cualquiera de las Bellas Artes que se encuentran, solícitas, a nuestro alcance, y ella lo sabía, pasaba los días de largos años, disfrutando de esa manera incesante y se la veía pulular por archivos y librerías, en conciertos, en filmotecas, enriqueciendo su mirada con todas esas cosas que también el azar ponía a su disposición.
Pronto despertó la curiosidad de todos los que la rodeaban y merodeaban por esos lugares sin saber muy bien lo que buscaban, ella también, sin saberlo, ejercía un gran atractivo sobre ellos que a buen seguro distaba mucho de sus intereses.
Ocurrió que una larga enfermedad vino a frustrar sus afanes y tuvo que permanecer postrada largos años sumida en la realidad más cercana y administrar sus sueños, sus imágenes, sus amores, como quien administra una hacienda… …
A partir de entonces, se hundió en el silencio más atroz, las voces de antaño quedaron como en sordina, con el temor de que irrumpieran en el presente y delataran lo más íntimo de su ser, aprendió a sonreir sin ganas… a moverse dirigiendo los pasos de manera muy estudiada… a vestirse como manda la moda del momento… nada en ella podía expresar la naturalidad que le era propia, se mostraba simple, pero sobre todo inocente, consciente quizás de que había cometido el peor de los delitos, amar apasionadamente.
El azar quiso que se encontrara de nuevo libre de ataduras para dar rienda suelta a todas sus pesquisas de antaño, el lugar era lo de menos, pero estaba segura de que allí lo encontraría de nuevo, ya no recogía conchas en la playa, todos sus libros permanecían encerrados en sus cajas, la provisionalidad se instaló en el medio en el que vivía con la esperanza de partir algún día, el mar situado frente a su casa parecía lejano, ausente, si no fuera porque su canto ronroneaba constantemente dentro de su casa.
Con una indiferencia absoluta hacia el entorno, ejerció el trabajo que más le gustaba hacer, la música ocupó el lugar que le corresponde en el momento adecuado, pasaba largas horas en silencio, con el afán secreto de escuchar las voces que antaño le indicaron en qué lugar se encontraba el gran amor de su vida .