"Yo he procurado rescatar del olvido un horror subalterno: la vasta biblioteca contradictoria, cuyos desiertos verticales de libros corren el incesante albur de cambiarse en otros y que todo lo afirman, lo niegan y lo confunden como una divinidad que delira".
J.L. Borges.
Claman ahogadas las voces dentro de sus cajas de cartón, invisibles, afloran por doquier inundando la estancia con su letra impresa.
J.L. Borges.
Claman ahogadas las voces dentro de sus cajas de cartón, invisibles, afloran por doquier inundando la estancia con su letra impresa.
Salen, refulgen y azotan el ánimo, empujan en medio de un parto de silencios, se desvanecen cansadas de llamar a oídos intemperantes que las suman a otras voces acuciantes y vacías, innumerables en todos los tiempos acuden a la memoria y se desbordan entretejiendo el laberinto de los sueños olvidados, alguien las rescata del abismo en que se encuentran y solitarios acuden los desesperados, inmersos en la realidad cotidiana. Nuestros días se hacen cada vez más presentes y las voces del silencio permanecen ahogadas por la premura, demasiado silencio… demasiado olvido… algunas que fueron acalladas con violencia, renacen con su fuerza de manera inesperada, ni aun la fatalidad de la muerte puede ya callarlas, brillantes en su testimonio afloran y nos dicen: estoy aquí, ven a rescatarme del olvido, que no es otra cosa que presencia, y presentes nos hablan todavía de nuestro tiempo eterno desde la profundidad de los tiempos, el pasado es entonces presente y se diluye en la memoria, nos azotan sus palabras, esas que nunca mueren acaso solo duermen.
Una forma del olvido, una forma de muerte, es entonces, el silencio…