viernes, 25 de enero de 2013

LA RUE DES LOMBARDS












LA RUE DES LOMBARDS




 “Yo, con mis candados y mis llaves de aire, yo, que escribo con humo. Te ahorro la réplica porque la veo venir: No hay sustancias más letales que esas que se cuelan por cualquier parte, que se respiran sin saberlo, en las palabras o en el amor o en la amistad
Rayuela, Julio Cortázar

Dos amigas y compañeras de facultad, leían mucho, comentaban mucho sus lecturas, hacían mucha vida nocturna y escuchaban también mucha música, todo parecía excesivo en ellas que además con el entusiasmo propio de su juventud intentaban realizar todo aquello que soñaban y soñaban también mucho.
Una noche del fin del verano con un libro en las manos que las había dejado sin habla, en medio de un éxtasis por completo natural, a lo sumo habían ingerido un par de cervezas, decidieron buscar una guía de París para localizar en su callejero las zonas urbanas que aparecían en el libro, resueltas a encontrar en ellas la sombra jocosa y azarosa de algunos personajes de la novela. En ocasiones la literatura deja una señal indeleble en nuestros espíritus y sin saberlo nos vestimos del momento preciso encontrado por azar ignorantes de  hasta dónde nos llevará, de una manera ingenua nos dejamos llevar y a veces, también sucede que los efectos de la primera lectura nos sorprenden al cabo de los años con el aspecto de un encuentro casual.
Y azaroso era el contenido del libro y el viaje que emprendieron no pudo presentarse más onírico, tras muchas peripecias por la capital parisina, alojadas en un camping sito en el Bois de Boulogne, y acompañadas de dos jóvenes de esos que gustan de salir a la calle a mirar tetas y culos y engullen hamburguesas y demás sustancias rápidas, completamente ajenos a lo que ellas se traían entre manos, proyectaron programar su visita al centro de la ciudad para el día siguiente. Buscaban una calle en concreto, y una hora crítica en la que sumergidas en el trajín de la calle, la lectura de sus sueños tomara cuerpo de realidad, ellos en  su ofuscación, consideraron una locura tal proyecto, ¡Encontrar una calle estrecha y pequeña  en el entramado de calles de la ciudad¡ ¡Qué locura¡ echaron mano del callejero, ya montados en el coche, todo eran quejas y lamentos… tenían hambre… querían cenar con urgencia… en fin todas esas necesidades primarias que se despiertan en algunos seres cuando se encuentran en medio de una gran ciudad por primera vez. Con sigilo y muy calladas nuestras amigas siguieron el trayecto sin impacientarse, como el conductor tenía un gran sentido de la orientación, dio por fin con el lugar ansiado, y pronto divisaron el pasquín que les indicaba el nombre de la calle, fácil de encontrar incluso para unos inexpertos viajeros. Las primeras en descender del vehículo fueron ellas y se dispusieron a vagar tranquilamente, como ellos querían saciar sus apetitos les dejaron en un antro de comida rápida, y les dijeron que volverían a buscarlos.
Huyeron a través de la calle, se envolvieron con música de jazz callejera, entraron en algunos locales de los que salían también notas musicales, tomaron vino caliente con canela, lugares de toda índole las estaban esperando, chicha bares, pubs con ambiente anglosajón,  clubes de jazz, pudieron tomar también una limonada y al mismo tiempo hojear, libros de viejo y revistas literarias de antaño,  se llenaron del bullicio, de sus fantasmas, y finalmente se perdieron para siempre para desaparecer en el tiempo.
Hoy, yo, que también escribo con humo, he vuelto a ser sorprendida por el azar y he repudiado definitivamente esas sustancias letales que menciona Cortázar,   que se cuelan por cualquier parte, que se respiran sin saberlo…


Nota: La rue des Lombards es un pequeño sendero peatonal de un centenar de metros de largo en el 1º distrito de París. Puede llegar a la rue Sainte Opportune desde el boulevard de Sebastopol. En otras palabras, se puede llegar al corazón de Châtelet les Halles. Al igual que la zona donde se encuentra, la calle es muy animada y ecléctica: hay también bares, chicha bares, clubes de jazz, pubs anglosajónes y tiendas de ropa y de comida rápida. Las calles de Lombard Street son míticas para los músicos de jazz, por la presencia de los mayores clubes de jazz en París: Sunset Sunside, Baiser Venta, el Duc des Lombards…

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