martes, 12 de marzo de 2013

NINGUNA PULSIÓN DE PODER




A. Philip Randolph (La Familia), el crédito de la foto: Richard Avedon






NINGUNA PULSIÓN DE PODER

El poder y el dinero se obtienen siempre pisando a los demás y forzosamente generan cierto tipo de  soledad, que acompaña al afectado hasta el final de sus días.

Miré al viejo detenidamente, estaba en pié ligeramente inclinado, con la mirada ausente y una expresión de dulce inocencia en su rostro surcado de arrugas muy profundas y la piel, de color negro, la boca entreabierta, con labios muy gruesos  y unas grandes orejas, pegadas cuidadosamente a las paredes de su cabeza perfecta, llena de rizos canosos, pequeños, muy adheridos al cráneo.
 Traje raído y gris sobre una camisa,  cuya blancura resplandeciente destacaba bajo su chaqueta, que le  confería un aire de dignidad asombrosa y pobre. Sus manos, pobladas de nervios, con dedos muy largos, se dejaban caer a lo largo de su cuerpo, con la inercia del que no puede hacer nada y en esa impotencia, se dejaba estar,  brillante y paciente, muy esbelto y huesudo….
Todavía absorta, le miré entre sueños, desperté y pasé la página para ver quién era. Ni siquiera tenía nombre.







 “Aucune pulsion de pouvoir” de “La Chambre Claire” R.Barthes
Richard Avedon: A. Philip Randolph The Family, 1976

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