domingo, 24 de febrero de 2013

COSAS SIN IMPORTANCIA












COSAS SIN IMPORTANCIA




 Amar duele. Es como entregarse a ser desollado y saber que en cualquier momento la otra persona podría irse llevándose tu piel. (Susan Sontag).


Me está gustando esta música ¿Sabes? Dijo– él que estaba sentado en su butaca con un libro en las manos, mientras tanto ella trajinaba sin parar por la casa, para cumplir con todas las tareas que acostumbraba a anotar todos los días antes de irse a la cama.
 De  once a doce de la noche hacían el amor como un hábito más, sin mirarse siquiera, se levantaba temprano y ponía el televisor que la acompañaba como su más fiel compañía y única música de fondo.
 Ese día estaba impaciente, su mejor amiga y vecina la había advertido de los peligros que corría con su dieta y las medidas tan drásticas que había tomado para adelgazar, se encontró con el obstáculo habitual, su marido estaba leyendo en un rincón y escuchando música celestial, –sí, —comentó ella con desgana, —parece que anuncia la primavera… y al mismo tiempo se asomó por la ventana, — ¿Qué libro estás leyendo? —le preguntó con precaución, ¡ah! respondió él— levantando la vista de soslayo, cosas sin importancia, sólo son pequeñas historias locales, —y… ¿no contienen vampiros y fantasmas, como acostumbras?—no, contestó él incómodo, son historias cotidianas, bien podría tratarse de nosotros. Bien, — dijo ella más tranquila, entonces ¿puedo encender el televisor, para ver las noticias? Bueno —se resignó él, aturdido por el rugir del aspirador, —como quieras, — ¿de verdad no te importa? …Él, impaciente, con tan abrumadora actividad, posó el libro en el suelo y se dispuso a salir a dar una vuelta por el barrio, el día se presentaba gris esa mañana y estaba apesadumbrado, cuando encontró a la vecina amiga de su mujer cargada con bolsas del supermercado,  después de saludarle, con el rostro enrojecido por la emoción, le preguntó, — ¿Cómo está tu mujer? Bien, bien —contestó apresurado, la he dejado en casa viendo las noticias, la vecina que andaba todo el día por la calle y estaba enterada de todo, le anunció que corría la noticia por el barrio de un hecho desgraciado, muy interesado le preguntó —y ¿de qué se trata?— —¿aún no lo sabes?— muy alterada le contó: “ha salido en la televisión, son historias para no  dormir, ya sabes, de ésas que tratan de vampiros y de fantasmas, se ha descubierto a un hombre que vende pócimas para adelgazar que han provocado alucinaciones en quienes las compraron".
 A él poco le importaban los chismes de la vecina, pero esta vez se mostró preocupado, una mujer había dado muerte a su marido presa de una alucinación creyéndolo un vampiro y como su mujer estaba obsesionada con su dieta,  tanta agitación en los últimos días, le hizo sospechar. Rápidamente se encaminó a su casa en donde encontró  a su mujer desvanecida frente al televisor  con una enorme herida en el cuello, sin duda provocada por alguno de sus fantasmas.

FIN

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