A
lo lejos camina por la playa un bulto cuadrado que lleva de la mano un perrito
pequeño, a lo lejos se la ve caminar y mojarse de vez en cuando las piernas en
la orilla a horas muy tempranas. Siempre está en la playa, es una mujer.
Camina
con esfuerzo, es de una pieza, parece que alguna fuerza del todo material
hubiera forjado su aspecto, llegados a
una edad nos convertimos en aquello que hemos hecho durante los años del pasado
y en ella todo expresa fuerza bruta, por otra parte ejercida desde el exterior,
cuando está cerca se puede observar su mirada triste a su pesar, su tez
congestionada siempre, y las lágrimas brotando de manera inconsciente, es
medianamente robusta, le sostienen dos piernas en forma de poste que expresan
un cansancio atroz, como si la hubieran sostenido en pie durante muchos años,
con una fuerza de voluntad asombrosa camina constantemente de la mañana a la
noche, es una mujer mayor y da la impresión de una entereza tal que sus pasos
absolutamente físicos se introducen con rotundidad en la mente de quien la observa, años de
trabajo que posee con orgullo, sobre su cuerpo cansado, para finalmente reposar
en un medio que la desprecia, ¡está loca¡ suelen decir cuando pasa, como
necesita el contacto de sus habituales compañeros de trabajo en una empresa de
centro Europa, no vacila en abordar cordialmente a un paseante para entablar
conversación, añora su trabajo y mantiene el horario que la sostenía en su
labor cotidiana, ha llegado al final de su vida vestida del hierro que la
forjó.
He entrado en su corazón tan tierno como dura
ha sido su vida y hace dos días llamó a mi puerta para ofrecerme unas golosinas
para mi perrita, cuando la besé para darle las gracias, sentí que la potencia
del hierro inundaba mi casa.
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