martes, 22 de enero de 2013


EL CAFÉ DE LOS ARTISTAS



Noches eternas, conversaciones entusiastas, consumiendo bebidas y café, en ese lugar se daban cita personajes habitantes de la ciudad, con toda clase de inquietudes y caracteres. Su antigüedad proverbial le hizo famoso, tenía el sabor de los primeros hippies, de los pintores insignes, muchos ya desaparecidos, de poetas, de alcohólicos, de homosexuales y músicos, de locos,  y  de todo aquel que ante la imposibilidad de serlo podía con un golpe de placer sentirse durante unas horas representante de la bohemia.
Situado sobre una pequeña loma al pie de una iglesia contaba con una perspectiva espléndida y desde allí se podía contemplar el paseo convencional de las gentes en fin de semana. Muy iluminado, dotado de apliques estratégicamente colocados y lámparas que colgaban de su techumbre, su luz se reflejaba en un mar de haces sobre todos los espejos que lo rodeaban de suerte que uno podía sentarse en cualquier lugar y podía contemplar sin asombro, con la mayor naturalidad la multiplicidad de seres que entraban y salían o simplemente sentados en su mesa. Sus paredes contenían innumerables retratos de escritores, de literatos, de poetas, uno se encontraba allí con Baudelaire, con Artaud, con Henry Miller, con Pasolini, con bailarinas famosas como Isadora Duncan, con insignes músicos de jazz y un largo etcétera, de suerte que junto con la música escogida según la hora del día y de la noche uno podía leer hablar y soñar con entera libertad.
En ese entorno ligeramente paradisíaco, sin embargo tuvieron lugar acontecimientos inesperados relacionados con hampones de la ciudad y personas de dudoso comportamiento, una de esas maravillosas noches entraron en grupo unas personas que llevaban consigo un perro especialmente bondadoso, como mi persona rezuma  perro por los cuatro costados, deduzco que el animal suelto y    confiado se acercó a mí y comenzó a besuquearme como lo hacen los perros habitualmente a lametazos, muy furioso su dueño le gritó y no contento con eso introdujo su puño en el gaznate del animal, ocasionándole la asfixia. El animal cayó al suelo y ante el asombro de todos los presentes falleció. 

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