martes, 22 de enero de 2013

DÍAS DE MAGIA








DÍAS DE MAGIA



Cae la tarde como caen los días al anochecer, musitan los pájaros que se van acostando. Los pájaros allí cantaban siempre al amanecer y ella les escuchaba desde su yacija. La calle poco a poco se va vaciando mientras ella avanza por el enlosado estrecho. Algún transeúnte observa sus tenues pasos, liviana, menuda, camina sin detenerse con la firmeza del que se dirige a un lugar concreto porque le espera un gran advenimiento.
Tuerce hacia su derecha y continúa el trayecto. No se detiene, no piensa, solamente espera el sueño que vendrá esa noche a acompañarla, sueño tras sueño, día tras día, noche tras noche esperanzada sin saber muy bien qué es lo que espera.
Nuevas miradas entorpecen su paso seguro y resuelto, las ignora, no se detiene, desea el cansancio que no llega, nunca se fatiga, su camino es presuroso sin embargo. Siente la inmediatez de las cosas, la eternidad del tiempo en un segundo, detiene el instante, respira hondo y se deja envolver por la noche y las estrellas, la luna ilumina las calles y reverbera sobre el asfalto. Poco a poco las luces artificiales se mezclan con la claridad de la luna, da la vuelta escucha solo sus pasos, se dirige hacia su casa, mientras se aproxima al portal  una sombra la está esperando, la sombra de un sueño, sube, se prepara para acostarse y se sumerge en un sueño profundo que solo despertará el primer trino de los pájaros al amanecer entre amigos que todo lo saben, que han tocado innumerables noches ese sueño, que duermen dentro de  los libros sobre las improvisadas estanterías y esperan que les llegue su turno, cuando ella por fin despliegue su magia  en ese encuentro feliz.

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