miércoles, 8 de enero de 2014

SUEÑO DE UN AMOR SOÑADO



SUEÑO DE UN AMOR SOÑADO

Como una vela sobre el mar
resume ese azulado afán que se levanta
hasta las estrellas futuras,
hecho escala de olas
por donde pies divinos descienden al abismo,
también tu forma misma,
ángel, demonio, sueño de un amor soñado.
Orillas del amor. Luis Cernuda

Las palabras saltan hilvanadas, impacientes, cruzan aguas azules y reverberan en el silencio arrastradas por el tiempo eterno, tocan su fin inacabadas, balbucientes, extrañas como un sueño, breve sueño de unos días de solaz y alegría inmensa, las palabras no alcanzan para definir ese torrente desmesurado de una vida palpitante aún, cuando sale de la muerte y renace a la luz del color y la luz de nuevo en el tránsito de los atroces vientos que arrastran consigo la maleza del invierno, nunca llega el fin en ese pálpito sereno de las horas diurnas.
 Joven aún, enfilar el caminar incesante sin esperanza, las palabras no sirven para definir entonces esa andadura absurda, tantas veces soñada, tantas veces pensada, sentida levemente, ese dejarse llevar por el azar sin rumbo, ese vacío blanco afincado en el cerebro, que ilumina siempre en un costado una fuga sin fin, siempre huir y zambullirse en una atmósfera ciega, etérea, y frágil, desarmada, las palabras no alcanzan para definir esa languidez de la tarde cuando se acerca la hora del encuentro, la noche serena que aplaca los miembros arropados en la nada cercana ya al sueño, presagio de una muerte callada.
No bastan entonces las palabras, solo la niebla cuando baja sobre el mar de los sueños destila esa música de la melancolía y la pena. Ese es tal vez el sentido evanescente del amor soñado, el que se aleja sobre las aguas mecido por las olas desde el amanecer hasta el ocaso, y atraviesa la luz hasta llegar a las sombras nocturnas  y entonces se duerme dulcemente y para siempre.
Pintura: Rothko

Wengue de la rua mar

De: Silencios en Otoño