miércoles, 30 de abril de 2014

¿QUÉ ES LA LITERATURA?





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¿Qué es la literatura?

Los libros no es que te digan cómo hay que vivir es que te cuentan cómo la han vivido otros. De lo general a lo particular de lo contrario te pierdes.


Era  una niña muy estudiosa que le gustaba leer libros y sin saber nunca por qué razón siempre estaba castigada fuera de la vista de todas sus compañeras, sin duda era un mal ejemplo, pronto se dio cuenta que la mejor actitud frente a gente tan punitiva era la de ser amable.
– ¡No estudies tanto, que se te va a poner el culo gordo! ¡Te vas a quedar ciega de tanto leer! — el amor es cosa de la literatura y del cine, decían otros. Eran las lindezas que cada día  escuchaba de sus mayores.
Pasó el tiempo, su trasero no engordó y su vista se encontraba en un excelente estado. Vapuleada por tanta presión, no pudo evitar formularse algunas de esas preguntas que se derivaban de esas amenazas. ¿Qué es el amor? ¿Qué es el cine? ¿Qué es la literatura?
Después de serias averiguaciones, descubrió que la vida que la rodeaba era un vacío intenso que la relegaba a castigos y azotes continuamente, y que sólo en los libros que leía encontraba la explicación, eran como una ventana abierta a través de la cual entraba la luz y la brisa encerrándola cada vez más en un estrecho recinto físico que poco le importaba, ser tan pequeña ante semejantes descubrimientos era algo que nunca llegaba a  vislumbrar.
La niña creció y allá por donde pisaba, encontraba idéntica oposición. Pronto empezaron los rumores de que estaba loca, de que era una persona obsesiva e inaccesible, pero sus amigos literatos y poetas continuaron atrapándola hasta el infinito, no era una obsesión cuantitativa, simplemente ella buscaba respuestas a sus preguntas. No era ambición de saber tampoco, notó enseguida que sólo la lectura de  un buen texto puede sobrecoger de placer, se dio cuenta que explicar los sentimientos es muy difícil, y con ello todas las demás  cosas intangibles, fue poco a poco refinando su búsqueda, y comprobó que los grandes genios tenían numerosos puntos de coincidencia pero sobre todo alumbraban con idéntica intensidad.
—Es un camino difícil e inseguro el que emprendemos en compañía de los libros, las sorpresas se suceden de continuo, se confunde el tiempo con el tiempo… los espacios se magnifican… toda la vida se puede concentrar en medio de una historia… y en el trayecto hacia los libros del pasado la atención se alía con la interpretación de los textos, entonces llega una destreza tal en la mirada que hace al despertar que una simple página nos parezca la eternidad.
Un día la niña ya mujer se encontró con un sabio, él ,visiblemente molesto por tanta inquietud en medio de  su ambiente le preguntó: ¿es que quiere usted saberlo todo? Una irrupción de sentimientos encontrados afligieron su ánimo, —imagino que en medio de una batalla un guerrero de los de antaño, cuando perdía sus armas debía tener en su mirada idéntica expresión de tristeza e impotencia que a ella la embargaron en ese momento. Con sigilo, lentamente como intrusa en el nuevo reino, retrocedió sobre sus pasos presa de una grave confusión.
A partir de entonces, vislumbró la soberbia en el saber, y su deseo fue alejarse de los sabios que encontraba a su paso, nunca había ¡ni siquiera soñado! que fueran tantos y ¡de carne y hueso!
Comenzó entonces un largo peregrinar a través de archivos, librerías y bibliotecas, ¿qué le importaba a ella una reprimenda más? Después de todo Platón no la conocía, ni todos los sabios juntos con los que tropezó en las páginas intemporales de los libros.
Algunos hombres se ponen nerviosos como si aquello que ellos han descubierto fuera un fin en sí mismo, eso a ella no le ocurría y pronto tuvo la sospecha de que algo hacía mal, entonces surgieron las dudas, ¿Es un espejismo? ¿Es un delito? ¿Me estoy equivocando?

Como su pasión por la vida era muy intensa, encontró más y más preguntas a las que encontrar respuesta. Entró en laberintos intrincados, acarició su sueño lejos de los sabios, comprendió que en realidad los libros que tanta compañía nos procuran solo hablan de una cosa, la inmensa soledad que sentimos desvalidos ante las puertas inexorables del tiempo.

domingo, 27 de abril de 2014

LOS RECOLECTORES DE CACAO













LOS RECOLECTORES DE CACAO

Si el espacio es infinito estamos en cualquier punto del espacio. Si el tiempo es infinito estamos en cualquier punto del tiempo
J. L. Borges


Caminaban lentos los hombres, cansados y abrasados por el calor y los fardos. Caminos tortuosos hasta llegar a la carretera infinita. Sus torsos encorvados por el peso brillaban al sol, caminaban en hilera. Eran recolectores de cacao. Cuentan las leyendas de los mayas que es un producto con poderes divinos. Regalo divino para aliviar su cansancio y deleitar el reposo.
Theobroma cacao es el nombre científico que recibe el árbol del cacao o cacaotero, planta de hoja perenne de la familia Malvaceae. Theobroma significa en griego «alimento de los dioses»; cacao deriva del nahua «cacáhua».

A lo lejos se veía  una mancha difuminada por los rayos del sol y los ojos abatidos de los caminantes se llenaban de esperanza e inquietud.
Escuchaba en medio de la niebla de los sueños la voz de un narrador atentamente y tan impaciente como esos hombres que desfilaban al mismo tiempo desfilaba el relato que me contaba un hombre entrado en años con voz trémula y lejana en el tiempo. La tensión del esfuerzo de los caminantes se hizo presente en una noche de la que no quería despertar hasta llegar al final de esa infinitud que procuran los sueños.
Debieron transcurrir breves minutos en ese trayecto que hice en la noche,  en el corazón del tiempo, temía, tan inquieta como ellos que no llegara la mancha lejana, sentía un calor sofocante que se confundía con el frío, ignoraba en qué lugar del mundo y de la historia me encontraba, el narrador me tenía atrapada en medio de las visiones, todo transcurría como si yo misma formara parte de esa hilera, llegó un momento en el que mi deseo de conocer al narrador se hizo indispensable, pero el narrador aparecía encubierto, solo alcanzaba a escuchar su voz eterna, pensé entonces que tal vez estuviera muerto pues los muertos suelen visitarme mientras duermo, pero este mágico personaje aparecía entre nubes de ensueños y me condujo a través de una carretera estrecha, pedregosa, sinuosa en la que la hilera de hombres se confundía con su perspectiva, hubo incluso un momento en el que fui consciente de que no era un sueño, era un relato, las tierras que pisaba me eran desconocidas, todo era lejano e ignoto, los hombres cargados con sus fardos llegaron al final de la carretera, y la mancha desveló una vieja cabaña en la que un corro de mujeres vestidas de blanco batían chocolate espeso con unos artefactos de madera, los hombres suspiraron contemplando el ir y venir de las hiladas del producto que pendían de esos palos, sedientos de descanso y con el aire casi divino que da el reposo del trabajo y del esfuerzo.

Una sensación de infinitud me acompañó todo el día.