miércoles, 10 de abril de 2013

EL SILENCIO DE CASANDRA








EL SILENCIO DE CASANDRA
…que, siendo Amor una deidad alada,
bien previno la hija de la espuma
a batallas de amor, campos de pluma
Luís de Góngora, Soledad primera.

Casandra princesa troyana a cambio de favores sexuales fue investida por Apolo que se había encaprichado de ella, con el don de la profecía, satisfecha y orgullosa con sus facultades le abandonó y éste airado, en silencio la privó del don de la persuasión,  hizo que sus palabras nunca fueran creídas por nadie y la tomaran por loca. Hija de los  reyes Príamo y Hécuba, fue  violada por Ayax y la diosa de la sabiduría hizo temblar a los aqueos que finalmente la raptaron y se la entregaron a Agamenón, como nadie creía sus profecías, las guerras que ella había vaticinado tuvieron lugar, mientras tanto ella vivió con el estigma de su locura. Tras su violación, incapaz de responder al impulso  masculino de su pareja, se limitó resignadamente a seguir con su existencia adelante, con un vacío interior silencioso y descomunal. Ya como concubina  de Agamenón había tenido dos hijos y había recobrado la ilusión,una nueva visión lo enturbió todo,  le dijo que su esposa ayudada a su vez por su amante, daría muerte a ambos. La tomó por loca y no la creyó. Finalmente así murieron como Casandra predijo.
 La etimología del  nombre de Casandra es discutida, cuyo primer término estaría asociado al significado de ramera en griego kassa y el segundo andros, es decir “ramera de hombres”, pero es completamente infundada esta tesis, porque ese primer término es un hápax de origen oscuro que solo aparece atestiguado en Licofrón que le dedica un poema, se han propuesto otras etimologías, pero creo que la más aceptable dada la prosapia del personaje es derivar el primer término de la confluencia de dos tesis: una forma verbal ke-kas-mai “brillar, destacar”, así, el nombre de Casandro es “hombre que destaca”, y otra que se trate de la forma femenina de Alejandro, de hecho es llamada también Alejandra, y el nombre de Casandro se aplica a reyes del linaje macedonio como Alejandro Magno.
La Casandra de esta historia es una mujer que también resplandece por su belleza y aunque el don profético en nuestros días es una cosa ancestral y obsoleta sin embargo sí posee cualidades que más parecen dones de los dioses que meros efectos de la naturaleza. Era capaz de vislumbrar los aconteceres cotidianos con absoluta sencillez, sin titubeos, todo cuanto tocaba relucía con su brillo, su razón se imponía sin violencia y a su pesar, su perspectiva alcanzaba los límites más alejados de la realidad y era además objeto de todas las miradas de los hombres que como dioses deseaban poseerla. Contrajo matrimonio con un hombre prendado de su belleza física más que de sus cualidades intelectuales, a una edad muy temprana.
Era conducida a todas partes del brazo de su marido que dirigía siempre sus pasos, ella de talante muy locuaz y brillante pronto se dio cuenta que estaba condenada al silencio, un mundo de hombres seguros de sí mismos se abría ante sus ojos, y su misión era pasear de vez en cuando con su marido a la vista de todos, y ocuparse de las cosas del hogar como cualquier mujer casada. Añoraba las historias de su niñez y primera juventud con tristeza, se sentía desdichada y todos los días lloraba encerrada en su habitación sin que nadie se percatara de ello, comenzó así una vida solitaria y monótona muy alejada de sus intereses. Esperaba con impaciencia la ausencia de su marido para sumergirse en alguna lectura de su agrado, pero fue descubierta y él dio la orden de que todos los libros de la casa desaparecieran en el acto.
Atrapada y sin salida al exterior poco a poco fue ahogándose en un estado inconsciente cada día más alejado de su realidad cotidiana,
Algunos hombres guiados más por su instinto más primario que por la atracción de cualquier otra cualidad femenina, ante mujeres con una personalidad tan marcada como la que manifestó en todo momento Casandra, marcan su territorio e inducen toda conversación a su antojo silenciando las voces femeninas que claman inútilmente en el desierto. A lo largo de su vida entró en diferentes formas de delirio, llegaron las cosas a tal extremo que en ocasiones cuando intentaba expresarse acertaba a duras penas a pronunciar palabras, pronto era interrumpida en su discurso provocando en su ser un haz de nervios que bloqueaba su mente y revolvía sin cesar su lengua dentro de la boca como un torbellino sin freno y desatado. Espectral, deambulaba por su casa y buscaba el sueño que nunca llegaba, siempre despierta y alerta comenzó a llenarse de terrores que oscurecían cada vez más su ambiente, y nublaban su perspectiva de antaño, su brillo desapareció y sus ojos siempre llorosos expresaban la desolación y el llanto, dejó de alimentarse y sus huesos reclamaban el descanso bajo tierra. Con aire ausente despertaba todas las mañanas por completo congestionada y con los ojos aterradores del espanto.
No había  podido huir de su entorno y se vio obligada a aceptar una sumisión impuesta que la asfixiaba, el odio y el desasosiego anidaron en ella y la fueron minando hasta el final. Las mujeres que la acompañaron en su lecho de muerte con voces dulces y compasivas la alejaban de su última realidad implacable, ella se despojó de sus prendas y caminó desnuda a su encuentro en absoluto silencio no quiso escuchar a las mujeres, solo anhelaba el silencio y el sueño, con los ojos cerrados se internó en el mismo mundo que siempre la había rodeado durante todos aquellos años, con la resignación propia de quien conoce su destino.
Foto: Casandra y Ayax.  Solomon  1886.
De: Claros y Sombras
Mercedes Vicente González