domingo, 22 de mayo de 2011

LA PIEDRA Y LA COLUMNA

LA PIEDRA Y LA COLUMNA
Hay dentro de la mezquita de Córdoba entre otras muchas columnas una columna de piedra que se encuentra hacia el centro y debe ser la número ocho, en perspectiva angular y según los informes de J. L Borges debe encerrar un Aleph desde los orígenes de su construcción.Cuenta que “los fieles que concurren a la mezquita de Amr, en el Cairo, saben muy bien que el universo está en el interior de una de las columnas de piedra que rodean el patio central… nadie puede verlo”, uno pega su oido a la frialdad de la piedra y se escucha un rumor… como los fieles de la mezquita mencionada por el autor, yo lo he escuchado allí, en la mezquita de Córdoba, doy fe, lo que demuestra de alguna manera que el Aleph  de Borges no está tan lejos de la realidad, es más creo que  se  trata de la pura realidad, “debe haber muchos desperdigados por el mundo”… … dice el autor, que sin duda lo vió, y de hecho nosotros podemos verlo también cada día en todas las cosas que brillan con un reflejo especial y si no lo vemos es que algo nos lo impide, como muchos de nuestros sueños y si es verdad que los sueños son el fiel reflejo en ocasiones de nuestros deseos, mi encuentro con la columna no fue casual, me llevó a ella un muchacho de mi edad en uno de esos viajes de estudios que hice y, entre bromas y veras me condujo hacia la columna, instándome a hacer la prueba, me aseguró que si la frotaba saldrían chispas, y si pegaba mi oido a la piedra, escucharía un rumor  así lo hice y todavía hoy me acompañan el fulgor y el rumor de las cosas, el muchacho desapareció entre las numerosas columnas de la mezquita… … al cabo de los años regresa  para recordarme entre las páginas de su autor que entonces, en mi vida, ya existía el Aleph. “El lugar donde están, sin confundirse, todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos” otra coincidencia es la que alude a la época y la  construcción de la mezquita,”en las repúblicas fundadas por nómadas, es indispensable el concurso de forasteros para todo lo que sea albañilería[1] y termina el relato preguntándose si existe el Aleph en lo íntimo de una piedra, duda entonces  de su memoria,  “quizá lo he visto… y lo he  olvidado… “, tal vez este relato logre rescatarlo del olvido… …



[1] Esta cita del autor se refiere al escrito de Abenjaldún, a propósito de las columnas que proceden de  otros templos de religiones anteislámicas y el Aleph es la primera letra del alfabeto de la lengua sagrada.